martes, 27 de octubre de 2015

CU 3511 B

El tiempo pasa de forma inexorable
y hace que recorramos las sendas que antes pisaron nuestros padres.
Miramos en el pasado y nos reflejamos
en el espejo desgastado de hace casi cuarenta años.



Cómo se notan los días. Son las siete y aún es de noche. Si no estuviera lloviendo se vería alguna claridad. Pero con las nubes la mañana está más oscura.

Es bueno que llueva ahora. El otoño está siendo muy seco y tenemos que sembrar. Lo malo es que como está lloviendo no se va a ir el humo, no corre el aire.

Si pudiese sacar el camión a la plaza… Pero este modelo, con el bloqueo hidráulico, hasta que no se carguen los calderines no hay quien lo mueva.

¡En fin! Son cinco minutos… Y con las portadas y la puerta del corral abiertas algún humo se irá.

No quiero acelerar, si acelero voy a despertarlos y ésta aun puede dormir un rato más. Los chicos hasta las nueve y media no se levantan y la chica con levantarse a las ocho y media puede ayudar de sobra.

¡Es una mujer! A ver si el novio encuentra trabajo y se casan. Si quisiera aprender con el camión… Se lo tengo que decir, a ver qué piensa.

El mayor es ya un hombre. ¡Dieciséis años! Yo con su edad… A ver si este año mejora las notas y no pierde la beca. Si la chica se casa el desembolso es muy alto. ¡Y el colegio menor es una sangría!

Y los pequeños… ¡Dios dirá! Con siete y nueve años poco se les puede pedir. Los dos son aplicados. Uno ya en cuarto y el pequeño en tercero y debería estar en segundo. ¡Pero es listo y pilla todo al vuelo! Cuando les toque estudiar fuera se hará el esfuerzo.

Cinco kilos de presión. A los cinco y medio se desbloquea. Hoy a Alameda de la Sagra, a por rasillas. Si se da bien puedo volver a comer. ¡Eso si no están pesando! Si están pesando toca comer en Tarancón, si me pillan con dos mil kilos más me inmovilizan el camión…


¡Cinco y medio! ¡Vámonos!