viernes, 29 de julio de 2016

En el trabajo todo es posible. ¿Conocen tus compañeros tus fantasías?

Ahí viene. A las 09:15, como todos los días. Noto su mirada. Una mirada buscando saludarme. Como siempre.

Pero no puedo devolvérsela. ¡Y hoy menos! He de mantener la mirada fija en la pantalla.

Anoche de nuevo tuve ese sueño. ¿Por qué lo tendré de forma recurrente?

Me estoy sonrojando al recordarlo…

Menos mal que ya ha pasado por delante de mi camino del aseo... ¡Si me viese sonrojada sólo por que pasa por delante de mí me sentiría morir!

Después pasará por delante de mi mesa varias veces. Como todos los días. Hoy no voy a poder mirarle a la cara…

Me he despertado con el sueño. Estaba agitada, con la respiración entrecortada…

Me he levantado para ir al baño. He mirado el reloj, eran las 5 y media.

“¡Vaya con el sueñecito!” He pensado.

He hecho pis y al limpiarme he notado que estaba húmeda…

¡Que vergüenza me da! Me siento sonrojar.

He de dejar de pensar en el sueño, si no, cuando él vuelva, me va a ver sonrojada… ¡Y eso me da más vergüenza aun!

Pero es que vaya cosas me hacía… ¡Parecía tan real! Y no es la primera vez que me ocurre…

No sé por qué tengo ese sueño. No tengo apenas contacto con él. Si hablamos dos veces a la semana. Si intento no mirarlo cuando pasa por delante… ¡No sé por qué este sueño recurrente!

Pero la verdad es que me lo paso genial en ese sueño. ¿Tendrá él el mismo sueño? ¡Sólo faltaría que soñase él lo mismo y a la misma hora! Me arden las mejillas…

La verdad es que me mira con unos ojos… No es una mirada irrespetuosa, siento que me mira como admirándome, quizás con deseo, pero con respeto. ¿O me lo imaginaré yo?

¿Será que ese sueño hace que me imagine cosas? Pero es que sentía sus labios sobre mí, sobre mi sexo, sus manos en mis pechos, acariciándome…

¡He de pensar en otra cosa! Noto cosquilleo en la barriga y eso es el preludio de la humedad…

He de centrarme en la tarea. Él está a punto de volver y no voy a poder remediar sentirme azorada cuando pase.


¡Pero es que ese sueño parece tan real!

domingo, 24 de julio de 2016

Veintitrés

Veintitrés años no son nada y son todo.

Años en los que mi más preciado tesoro has sido tú. Años en los que el paso del tiempo ha reafirmado que nuestra decisión fue, es y será una sabia elección.

Veintitrés es un número que nadie celebra, es un número que parece carecer de atractivo. No es el veinticinco, no es el quince, no es el doce, no es el diez… No, no es un número que llame la atención a los demás.

¡Pero a mí sí!

Veintitrés es el décimo número primo. Y el diez sí que es uno de los números que se celebran. ¿Pues por qué no hacer especial el décimo número primo? En nuestro mundo, en el mundo de tú y yo, ese mundo al que algún amigo denomina “vuestro mundo”, podemos hacer especial lo que queramos porque cómo es nuestro mundo nosotros decidimos cómo es. ¡Por algo es nuestro!

Veintitrés es un número especial, como tú.

Son doscientos setenta y seis meses.

Meses de todas las clases. Algunos muy calurosos en la calma chicha de Talavera. Otros muy fríos en la casita de Olivares. Muchos muy, muy cortos. Pocos un poco largos. Algunos de incertidumbre. Meses de todos los colores. Pero todos, todos, con la certeza de que “sin ti no soy nada, como una gota de lluvia mojando mi cara, mi mundo es pequeño y mi corazón pedacitos de hielo…” como dice mi cantante favorita, Amaral.

Ocho mil cuatrocientos un días. También número primo. ¡Pero no me preguntes que orden ocupa entre los primos!

Días de todos los tipos. Blancos, negros, calientes, fríos, tranquilos, estresantes, risueños, llorosos, tiernos…

¡De todos los tipos!

Días que no me perdería ninguno. Los buenos porque son buenos y los pocos malos porque han sido como catalizadores para que nuestra unión cristalice. Cristalizar es un procedimiento de purificación por el cual se produce un sólido cristalino a partir de un gas, un líquido o una disolución. Y algo sólido es eso, sólido. Como nuestro mundo, el mundo de tú y yo creamos día a día. ¡Y además purificado! Es decir, que eliminamos todo lo que no nos conviene, pese a quien pese.

Doscientas un mil seiscientas veinticuatro horas desde aquella tarde calurosa de julio. Calurosa y ventosa… ¡Pero no hubo tormenta! Esas primeras horas hasta la media noche, esas cinco (también primo) primeras horas, nerviosas, divertidas, alegres… ¿Recuerdas los cánticos de “Los nómadas”?

¡Unos doce millones de minutos! ¡Si fueran de euros! Si fueran de euros no me sentiría más afortunado… La fortuna la tengo a mi lado y eres tú.


Veintitrés años no son nada. Pero lo es todo. Tú eres todo para mí.


miércoles, 20 de julio de 2016

El agostero

Ya va saliendo el sol. Hoy también será un día de bochorno. Este calor me recuerda al sofoco que sentía en Nador. Pero entonces no llevaba las albarcas, entonces llevaba las botas. Y en vez de la hoz el mosquetón.

Pero de eso ya hace dos años. Me licenciaron y vuelta a Castilla.

Gracias a Federico estoy aquí. No sé nada de ovejas y no quise darle problemas a mi hermana. Y mi hermano sigue en Ifni en la guarnición permanente. Me licenciaron poco después de su toma, con mi edad ya no permiten estar en los regulares.

Federico me tiene como agostero. He de agradecerle que me haya ajustado, ésta es la tercera siega. Y cuando termina la siega me llama de vez en cuando para que pueda darles de comer a mis cuatro. El pequeño, con tres años, necesita muchas atenciones. Mi hermana también me ayuda, nunca nos falta leche. Y su queso es el mejor. Siempre tiene un trozo para nosotros.

¡Qué calor va a hacer hoy! Pero seguro que menos que en África.

Añoro aquella vida. Si hubiera una refriega…

Ayer me dijo mi hermana que en la radio han dicho que están matando en Madrid. Han matado a Castillo y han respondido matando a Calvo Sotelo. En África los ánimos estaban muy encendidos cuando me vine. Estas muertes pueden provocar que algún general imite a Mola.

Ya le he dicho a mi hermana: “Si dan un golpe de estado manda a alguien con el recado, que me voy a Madrid, es la única posibilidad que tengo de dejar esta vida rastrera que tengo.”

Ya viene por allí la cuadrilla. Es hora de empezar el día y seguir segando.

Si hubiera una refriega volvería al ejército, ascenso a sargento, mandar en vez que me manden…


Si hubiera una refriega…