jueves, 9 de febrero de 2017

Vivir en el recuerdo

Mientras el recuerdo existe
el recordado no muere.


Este mozalbete me ha hecho recordar… Los críos tienen unas cosas…

Le gusta preguntar por cómo eran las cosas cuando yo tenía su edad. Sólo tiene siete años y es un preguntón.

Hoy ha hecho frío, solo se nota calor aquí cerca de la lumbre. No la quiero atizar mucho, la mujer tiene puesto el puchero y no le gusta que se haga con mucho calor.

Me he reído a carcajadas cuando me ha preguntado que si cuando yo tenía su edad e iba a la escuela cantaba también el Cara al Sol. Me ha renegado por reírme: “No te rías, abuelo, que todas las mañanas lo cantamos en la escuela. Tú también lo cantabas, ¿verdad?”.

El Cara al Sol… Hacerles a los críos cantarlo en la escuela… No sé cuánto durará el Cara al Sol en las escuelas, la radio ha dicho hoy que el marqués de Villaverde ha informado que el estado de salud del Generalísimo se ha agravado.

El mocete no se creía que yo no cantase al Cara al Sol en la escuela. Le he tenido que explicar que cuando yo tenía su edad Franco aún no había hecho ni la mili.

Su pregunta me ha traído recuerdos de mi niñez. De la mudanza al pueblo, a la casa de mi abuelo, cuando murió mi padre. De cómo lloraba mi madre cuando mi padre se murió. De la pena que teníamos los tres, mi madre mi hermana y yo. De lo bien que se portaba mi abuelo cuando vivíamos con él. Yo tenía cuatro años y me acuerdo como si fuera ahora mismo. 

Me ha traído recuerdos de las escuelas, del frío que hacía dentro, de Don Constantino… Un maestro al que el pueblo tuvo en muy alta consideración, en su honor le cambiaron el nombre a la calle de la Compañía por el suyo: Constantino Alhambra.

Recuerdo cómo mantenía la disciplina. Si alguno se ponía terco y no atendía o daba guerra, no le valía salir corriendo, le tiraba lo primero que pillaba y si pillaba una cepa de la estufa la lanzaba con una mala leche… ¡Vaya puntería tenía!

Recuerdos…

Yo también voy ya delantero. Con mi edad en cualquier momento me llamará Jesús. Me siento preparado, no temo a la muerte, Jesús ha estado siempre conmigo y sé que lo estará también en el último momento. Pero, cuándo yo muera, ¿quién recordará a mi padre?

Mi hermana, que en paz descanse, ya no está. Ella tenía más recuerdos de mi padre que yo, era más vieja, yo lo recuerdo vagamente, era muy pequeño cuando se murió, pero él ha seguido vivo en mi memoria. Cuándo yo falte morirá del todo.

Lo mismo le pasará a Don Constantino. Será recordado, y por ello aun vivirá, mientras vivamos los que fuimos con él a la escuela. El hecho de tener una calle con su nombre hará que haya gente del pueblo, que aunque no llegara a conocerlo, se acuerde que fue un maestro ilustre, pero llegará un momento en el que nadie se acordará de quien fue, solo quedará el nombre de la calle.

Yo espero vivir también en la memoria de los míos. En enero hará setenta y tres años que se murió mi padre, setenta y tres años que ha seguido vivo en mi memoria. Espero que mi nieto me tenga en su recuerdo mientras él viva. Éste es el segundo más joven, pero se llama igual que yo y sé que me recordará, me lo dice el corazón.

Voy a échame un Ideales al corral, que si me lo fumo aquí la mujer se va a enfadar.

¿Dónde irán los recuerdos cuando morimos?