Mientras el recuerdo existe
el recordado no muere.
Este mozalbete me ha hecho recordar… Los críos tienen unas
cosas…
Le gusta preguntar por cómo eran las cosas cuando yo tenía
su edad. Sólo tiene siete años y es un preguntón.
Hoy ha hecho frío, solo se nota calor aquí cerca de la
lumbre. No la quiero atizar mucho, la mujer tiene puesto el puchero y no le
gusta que se haga con mucho calor.
Me he reído a carcajadas cuando me ha preguntado que si cuando
yo tenía su edad e iba a la escuela cantaba también el Cara al Sol. Me ha
renegado por reírme: “No te rías, abuelo, que todas las mañanas lo cantamos en
la escuela. Tú también lo cantabas, ¿verdad?”.
El Cara al Sol… Hacerles a los críos cantarlo en la escuela…
No sé cuánto durará el Cara al Sol en las escuelas, la radio ha dicho hoy que
el marqués de Villaverde ha informado que el estado de salud del Generalísimo se
ha agravado.
El mocete no se creía que yo no cantase al Cara al Sol en la
escuela. Le he tenido que explicar que cuando yo tenía su edad Franco aún no
había hecho ni la mili.
Su pregunta me ha traído recuerdos de mi niñez. De la mudanza al pueblo, a la casa de mi abuelo, cuando murió mi padre. De cómo lloraba mi
madre cuando mi padre se murió. De la pena que teníamos los tres, mi madre mi hermana y yo. De lo bien que se portaba mi abuelo cuando vivíamos con él. Yo tenía cuatro años y me acuerdo como si fuera ahora mismo.
Me ha traído recuerdos de las escuelas, del frío que hacía
dentro, de Don Constantino… Un maestro al que el pueblo tuvo en muy alta
consideración, en su honor le cambiaron el nombre a la calle de la Compañía por
el suyo: Constantino Alhambra.
Recuerdo cómo mantenía la disciplina. Si alguno se ponía
terco y no atendía o daba guerra, no le valía salir corriendo, le tiraba lo
primero que pillaba y si pillaba una cepa de la estufa la lanzaba con una mala
leche… ¡Vaya puntería tenía!
Recuerdos…
Yo también voy ya delantero. Con mi edad en cualquier
momento me llamará Jesús. Me siento preparado, no temo a la muerte, Jesús ha
estado siempre conmigo y sé que lo estará también en el último momento. Pero,
cuándo yo muera, ¿quién recordará a mi padre?
Mi hermana, que en paz descanse, ya no está. Ella tenía más
recuerdos de mi padre que yo, era más vieja, yo lo recuerdo vagamente, era muy
pequeño cuando se murió, pero él ha seguido vivo en mi memoria. Cuándo yo falte
morirá del todo.
Lo mismo le pasará a Don Constantino. Será recordado, y por
ello aun vivirá, mientras vivamos los que fuimos con él a la escuela. El hecho
de tener una calle con su nombre hará que haya gente del pueblo, que aunque no
llegara a conocerlo, se acuerde que fue un maestro ilustre, pero llegará un
momento en el que nadie se acordará de quien fue, solo quedará el nombre de la
calle.
Yo espero vivir también en la memoria de los míos. En enero
hará setenta y tres años que se murió mi padre, setenta y tres años que ha seguido vivo en mi memoria. Espero que mi nieto me tenga en su
recuerdo mientras él viva. Éste es el segundo más joven, pero se llama igual
que yo y sé que me recordará, me lo dice el corazón.
Voy a échame un Ideales al corral, que si me lo fumo aquí la
mujer se va a enfadar.
¿Dónde irán los recuerdos cuando morimos?
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