Si conocen su castigo
no cometerán el delito.
¡Las doce!
Se fue a las ocho a ver el fútbol en el bar… ¡Y son las
doce!
Hoy me toca infierno.
Va a llegar borracho, como siempre, y pagaré yo el que su
equipo no haya ganado.
¡Dios mío…!
¿Qué puedo hacer?
¿Qué tortura nueva se le ocurrirá hoy?
La última vez me arrastró del pelo por el pasillo… Entre
dientes me decía: “¡Si gritas os mato a los tres!”
Mis angelitos estaban dormidos… Hoy también lo están, desde
las diez.
No puedo permitir que vean cómo me amenaza y me pega. Si se
despertaran y saliesen de su habitación la emprendería contra ellos. ¡Y eso
nunca!
Me duele la mandíbula, me voy a destrozar las muelas de
tanto apretarlas. Los dientes ya se ha encargado él de rompérmelos…
Me sudan las manos, noto como me tiembla todo el cuerpo…
¡Dios mío! ¿Por qué?
¿Por qué a mí?
Siempre empieza diciendo lo mismo: “¿Sabes dónde están los
que han matado a las putas de sus mujeres? ¡En el bar festejándolo! ¡A ninguno
le pasa nada! ¡Ninguno va a la cárcel! ¿Has visto tú que digan en la tele que
alguno ha ido a la cárcel?”
Siempre dice lo mismo… Y cuando acaba de decirlo recibo el
primer golpe…
Estoy empapada en sudor. Sé lo que me espera esta noche. Ha
jurado que si lo denuncio me matará a mí y a mis hijos. ¡Está tan seguro de que
no le va a pasar nada…!
Pero esto tiene que acabar. ¡Sí hay condena para los
monstruos! Pero lo mediático es sacar a las mujeres muertas por estos desechos
de personas. ¡Venden morbo y sufrimiento! Que un malnacido haya sido condenado
a pasar el resto de sus días en la cárcel no les da audiencia ni ventas y por
lo tanto no les da beneficios. ¡Se lucran de nuestro sufrimiento!
¿Los políticos quieren parar esta lacra? ¡Pues que obliguen
a los medios de comunicación a publicar las penas por maltrato y asesinato!
Hoy no voy a permitir que me amenace, ni que me humille, ni
que me pegue, ni que me torture…
Voy a pedir ayuda ahora mismo, antes de que el monstruo
llegue… ¡Voy a llamar al 016!
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