domingo, 24 de diciembre de 2017

Pregúntale a la ventana.

No cambiamos.
Somos quienes somos. No cambiamos.


Pregúntale a la ventana.

Ella ha escuchado todas mis palabras. Ella ha oído cómo te hablo. Ella ha sentido mi corazón palpitar.

Ella sabe lo que siento por ti.

Pregúntale a la ventana…

Ella ha sido testigo de besos robados.

Ella ha oído mis susurros desesperados.

Ella sabe cómo te amo.

Ella sabe cómo me siento.

Ella sabe lo que siento.

Ella sabe cómo te siento.

Ella sabe…

Pregúntale a la ventana….

Ella ha visto como compartimos nuestro wiski con naranja.

Ella sabe que lo que yo te cuento al oído no es un cuento…

Ella sabe que lo siento…

Pregúntale a la ventana,

Pregúntale…

Fue nuestra testigo. Testigo silencioso. Pero testigo.

¿Recuerdas?

Pregúntale…

Pregúntale si lo que yo te contaba lo sentía o solo era un cortejo.

Pregúntale…

Que te diga la verdad. Ella no te mentirá. Pregúntale.

¡Pregúntale a la ventana! ¡Pregúntale!

Pregúntale. No te mentirá…

Y pregúntale si hoy, veintinueve años después, lo sigo sintiendo.

¡Pregúntale!

Pregúntale…

Quiero que ella te lo diga.

Quiero que lo sepas. Si soy quien te lo digo puede que no lo creas.

Pregúntale…

Que te diga que no he cambiado.

Que te diga lo que sigo sintiendo.

Que te diga quien eres para mí.

Pregúntale…

Y sobre todo… ¡escúchala!

¡Escúchala!

¡Escúchala!

No cambiamos. Nunca cambiamos. Seremos siempre quien somos.

No cambiamos. No… No cambiamos.

Y el AMOR me ayuda a no cambiar.

¡Pregúntale!

¿Necesitas que te lo diga Perales? ¡Escúchalo!: ¿Que pasará mañana? 

Después en la ventana amaneció....


Todo hombre tiene dos caras

Todo hombre tiene dos caras:
El hombre que finge ser y el que es en realidad.


¡Hola bonita!

Te ha aguantado bien el maquillaje…

El disfraz ha funcionado. Como casi siempre.

Elegí bien el color de la barra de labios. Me aconsejó bien la de Yves Rocher. Este “Grand Rouge” ha aguantado toda la noche y, por las miradas que recibía, resaltaba sobre el resto de la pintura.

¿Quién eres? ¿Quién soy?

Te veo ahí, al otro lado del espejo, y veo una cara bonita, atractiva, luminosa…

Me siento aquí, a este lado del espejo, y siento mis dudas, mis ansías, mis deseos, mis cuitas…

¿Quiénes somos?

Los demás te ven a ti. Yo me siento a mí.

Los demás ven esos labios rojos. Esos ojos sombreados de azul. Esas cejas alargadas por el rímel. Esos pómulos pintados. Ese pelo tintado…

Yo siento mis labios resecos. Mis ojos cansados. Mis patas de gallo. Mis ojeras. Mis canas. La presión en el pecho. La quemazón en el alma. Mi vivir sin vivir…

¿Quién soy?

¿Soy quien aparento ser o soy quien siento que soy?

¿Quién?

A nadie le cuento mis anhelos. Solo yo conozco lo que quisiera hacer. Y sé que no es posible. ¡Tú me lo impides!

¿Quién eres?

Vistes mostrando lo mejor de mí y disimulando aquello que detesto. Eres una sombra de lo que realmente soy. Una sombra bonita, luminosa, seductora… Pero una sombra.

Tú no sientes lo que yo. Solo finges ser lo que a mí me gustaría ser. Finges, sí, finges, porque yo sé que no eres como pareces ser. Porque sé de tus sueños. Porque sé de tus desvelos. Porque sé de tus miedos. Porque sé de tu arrojo. Porque sé quién eres.

Sí, sé quién eres. No eres quien veo. Eres quien siento. No eres quien ven. Eres quien siento. No eres a quien miran. Eres quien siento. No eres a quien desean. Eres quien siento.

Sí. Sé quién eres. 

Sí. Sé quién soy.

Y en un par de minutos te voy a quitar la pintura que llevas encima para volver a ser yo y dejar ser tú.