domingo, 28 de diciembre de 2014

Inocente

La confianza permite que podamos reírnos.
Si se pierde, mejor no regales nada el día 28.



Mañana es el día. ¡Por fin!

Llevo todo un año esperando y esta última semana preparando.

Tengo las cajas, las peladuras (en la terraza, al fresco, para que no huelan), el papel de regalo, las notitas...

Creo que tengo todo.

A mi suegra le diré que ayer estuve en Cuenca y que su hija me dio ese paquete para ella. Casi siempre que vamos nos da algo para ella. No sospechará.

A mi hermana que por la mañana vino el cartero cuando ella no estaba. El mes pasado vino el cartero y como no estaba llamó a mi casa y me dejó un paquete para ella. Le diré “ya van dos veces”.

A mi tía que ayer estuve en Madrid y que su hijo me dio ese paquete para ella. Es muy inocentona y seguro que se lo traga.

A todos les diré que tengo prisa y que me voy rápido.

¡Imagino la cara que se les va a quedar cuando abran los paquetes!

¡Cajas repletas de mondaduras de patata, medias naranjas exprimidas, peladuras de manzana…!


Y me medio de todo la nota: ¡Inocente!


viernes, 19 de diciembre de 2014

Cuatrocientos mil

Ilusión: concepto, imagen o representación sin verdadera realidad,
 sugeridos por la imaginación o causados por engaño de los sentidos.


¡400.000 euros! ¡Me siento genial! Ha sido un día memorable, para recordar…

Me duele la garganta de tanto cantar y gritar. ¡Me duele todo el cuerpo! Ahora, en la cama, parece que me voy relajando.

400.000. ¡Se acabaron las miserias!

Como me llame otra vez el del banco pidiendo que le pague septiembre le voy a contestar a gusto…

Lo primero que voy a hacer es cancelar la hipoteca. 180.000. En cinco años pagando, sólo la hemos rebajado en 20.000. ¡Hipoteca de 200.000 a 40 años! ¿Alguien da más? Como me llame el del banco diciendo que “tres meses de impago se le considera moroso”…  ¡Se va a enterar!

Decían que el 20% se lo lleva Hacienda. ¡80.000! ¡Vaya palo!

¿Y mi jefe qué dirá? ¡Le voy a restregar el décimo por los bigotes! Bueno, el décimo no, la fotocopia.

¡1.200 euros mensuales! Y viaja que te viaja. Visita a clientes. Vende sus productos. Y cobrando menos de tres millones al año…  ¡Le voy a decir que se meta sus ventas  donde le quepan!

¡Y el préstamo del coche! Tengo que liquidarlo también. Deben quedar unos 15.000.

Pero lo primero será devolverles a mis padres los cinco millones que me dejaron para comprar los muebles del piso. ¡Anda que no han aguantado esperando!

Me duele la garganta… Y los pies, y las rodillas… ¡Me duele todo!

Pero ahora a vivir… A disfrutar del dinero. ¡Anda que no tengo ganas!

¿Cuánto me queda entonces? 180 de la hipoteca, 15 del coche, 30 de mis padres… 225. ¡175.000! ¡Como diez años de trabajo! ¿Y después? Tendré 50 años. ¡Hoy no toca pensar en después!

¡Hacienda! ¡Los 80.000 de Hacienda! ¡La leche! Si a 175 le quitamos 80 quedan 95. ¡95.000! ¿Sólo?
Joder…

El “después” llega antes… 95 son cinco años de sueldo…

Mañana haré bien las cuentas, creo que me he saltado algo. No puede quedar tan poco. Con eso voy a tener que seguir aguantando al capullo de mi jefe…

¡400.000! ¡La ilusión de toda la vida! ¡El gordo!

El gordo que se me está haciendo flaco… ¡Mañana lo primero las cuentas!

viernes, 12 de diciembre de 2014

Reflexiones al acostarse

Al acostarnos, después de rezar,
las reflexiones nos inundan.


Amén. Gracias señor por haberme ayudado y haberme guiado para conseguirlo.

Mañana de nuevo a trabajar. Media hora con el coche y empezará  mi primer día en este nuevo trabajo.

¡Más de año y medio hasta llegar aquí! Dos oposiciones. Meses de trabajo. Días y días de estudio. Y muchas horas dedicadas a que él entendiera el temario en detrimento de mi estudio.

Ha sido un encaje de bolillos. Pero mañana empiezo.

Cartas y cartas con mi currículum. ¿A cuántas empresas lo habré enviado? ¿Cien? Yo creo que más de cien.

¡Y me han contestado cinco! De las cuales sólo dos serían interesantes.

En ellas ganaría más, pero a quinientos kilómetros de aquí.

¡Y me dice que debería renunciar a mi plaza! Dice que yo puedo trabajar donde quiera y que él no va a tener otra cosa, que va a ser un desgraciado. No lo entiendo.

Deberían estar contentos por mi logro y parece que están de duelo. ¡Por mis logros! Si él ha quedado el primero de la reserva es por mi ayuda y por mi ánimo.

Y luego dice que “tiene dos dedos” y que “¿cuál me cortaré que no me duela?”

Vista la alegría que tienen por mí, creo que uno de los dedos es postizo.

Pero me da igual lo que diga ella, ¡mi madre!, y lo que digan los demás. ¡Lo he conseguido!

Me gustaría verlos alegres disfrutando de la miel que he alcanzado. El triunfo es mío y ellos quieren quitármelo. Es difícil de entender. Hijos somos los dos.

Mañana empiezo a trabajar. Mañana es el primer día del resto de mi vida.

He de dormirme ya. ¡Mañana a disfrutar!

viernes, 5 de diciembre de 2014

Es el tiempo

Sientes que transcurre, que no para.
¿Alguna vez has pensado qué es?


El tiempo. ¿Qué es el tiempo?

Siento que pasa, que transcurre, que ocurre.

Siento los segundos cuando estoy corriendo, cuando estoy nadando. Cuando una bocanada de aire entra y sale de mis pulmones cada uno o dos segundos.

Siento los minutos cuando espero. Cuando he quedado para tomarme una caña y mi cita se retrasa. Cuando estoy en la cola del banco y veo como poco a poco van atendiendo a los que van delante de mí. Puedo esperar tanto tiempo como empleo cuando corro. Pero siento que el tiempo pasa de otra forma.

Siento las horas cuando estoy en el trabajo. Miro el reloj y las veo pasar, esperando que llegue la hora del almuerzo y después la de salida.

Siento los días cada mañana, cuando preparo el almuerzo de mis hijos. Cada día una cosa diferente. Siento los días cada tarde, cuando planifico la cena. ¿Qué cenamos anoche?

Las semanas. Un fin de semana tras otro con sábados y domingos que repiten la pauta de otros sábados y domingos. Hay excepciones, pero son las menos.

¿Y los meses? Estamos en diciembre y hace nada estaba nadando en la piscina a más de treinta grados de temperatura ambiente. No podía correr, hacía demasiado calor. Ahora corro con guantes. Si pienso unos segundos recordaré actividades realizadas en los últimos meses. ¡Qué lejos parecen estar!

Las estaciones. Una tras otra. Ya recuerdo más de cuarenta de cada una de ellas. ¿Más de cuarenta? ¡Que corta es la vida!

Años. Años… Años de esperanza. Años de desidia. Años de EGB. Años de Bachiller. Años de Universidad. ¡El año de la mili! Años de trabajo. Años de pareja. Años de familia… ¡Años!

La vida. Una vida. Una vida para dejar mi impronta. Una vida para recordar. Una vida para sentir. Una vida para amar. Una vida para vivir.


Los segundos de las bocanadas de aire y una vida… Son tiempo. Pero parecen tan distintos…