Intuiciones… Presagios… Corazonadas…
¿Alguna vez te has preguntado que hubiese pasado si…?
Sería una explicación.
Si cuando decidimos algo, en ese momento generamos al menos dos
líneas temporales… Sería una explicación.
Si cuando algo está a punto de ocurrirnos pero no nos ocurre…
¡También ocurre! Sería la explicación.
Al menos eso es lo que formulo Hugh Everett allá por 1957.
Explicaría muchas cosas.
Explicaría por qué algunas personas que han estado a punto
de morir tienen recuerdos de haber muerto. Esos recuerdos, traumáticos
recuerdos, por alguna razón, en algunas personas, quedan entrelazados cuánticamente,
entre esta línea de tiempo, este universo, y la otra, en la que de verdad
morimos, un universo paralelo. Simplemente accedemos a los últimos recuerdos
del yo que murió.
Hugh Everett defendía que en cada decisión se generaban
tantos universos paralelos como decisiones posibles, desconectados entre sí.
Pero, ¿y si en alguno de los desdoblamientos se generase un entrelazamiento
cuántico?
En la Universidad de Delft, Países Bajos, se ha
realizado un estudio demostrando que se pueden entrelazar dos electrones y
mantener el entrelazamiento ¡a una distancia de 1,3 Km! Según dicen, se puede
interactuar, de forma instantánea, sobre el electrón A, previamente entrelazado
con el B, separados más de un kilómetro, simplemente interactuando con el
electrón B.
Si Hugh Everett tuviera razón…
Si en cada encrucijada de mi vida, hubiese tomado la
decisión que hubiese tomado, también hubiese tomado la contraria… ¡Sería
fascinante!
Si existiesen universos paralelos en los que fuese lo que
soñaba ser de pequeño… ¿Con quién viviré en cada uno de esos universos? ¿Seré
feliz en ellos?
¿Cómo habrá evolucionado la raza humana en cada universo? ¿Enfermedades
incurables ya tendrán cura? ¿Habrá universos en los que la guerra no exista?
¿Habremos contactado con otras civilizaciones? ¿Cuántos universos
habremos destruido?
Si existiesen…
Asuntos como la intuición, como los presentimientos,
tendrían su explicación en el entrelazado cuántico que nuestra mente mantendría
con nuestros yoes de otros universos.
Nuestra capacidad de imaginar qué ocurriría mañana, si tomásemos
una u otra decisión, se derivaría de la capacidad de nuestras neuronas de entrelazarse
cuánticamente con las de nuestros otros yos que viven en universos paralelos.
Lo explicaría.
Y a la pregunta de “¿Qué hubiese pasado si mi decisión
hubiese sido otra?” ya tengo la respuesta: Han pasado todas las cosas que podrían
pasar. ¡Todas! Sólo que yo sólo soy consciente de lo que ocurre en el universo
desde donde escribo. ¡Fascinante!
Entonces… ¿para qué preocuparse por qué decisión tomar? ¡Si
voy a tomar todas! Viviré todas las posibilidades, pero seré consciente sólo de
una… Por el momento de sólo una…
Me imagino otros universos paralelos. En unos estoy. En
otros no. He pasado por momentos en los que la línea entre la vida y la no vida
se difuminó demasiado, aunque la última decisión, que generó este universo, me
mantuvo vivo y lejos de la nada… ¡En este universo!
La lástima es que no mantengo entrelaces cuánticos con yoes de
otros universos. ¡Al menos conscientemente!
¿Podría saltar de un universo a otro? Si soy el mismo… ¿Por
qué no? Y si no puedo saltar… ¿Podría contactar? ¿O ya contacto y no soy
consciente de ello?
Entrelaces cuánticos… Universos paralelos… Yos que soy yo…
Yoes intentando contactar conmigo... ¡Fascinante!
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