viernes, 30 de septiembre de 2016

Mi rosal

Si rosas tener quiero
a mi rosal guiar debo


¡Cómo se ha puesto este rosal! Está totalmente enmarañado.

¡Y qué pocas rosas ha dado este año! No ha echado más que ramas y más ramas…

Las ramas que desvié a la derecha son las únicas que han tenido rosas. Estos últimos años estaba echando pocas rosas y por más que lo podaba no tenía resultados.

Hace dos años lo podé bien podado. Le corté las ramas que crecían y crecían, parecían juncos,  crecían hacia arriba alcanzando una altura increíble, pero no echaban ni una rosa. Las corté para evitar que creciera malgastando la energía y sin echar rosas. Pero sin resultados, volvió a echar cuatro rosas.

Este año, en vista del resultado del anterior, decidí darle una orientación diferente y una de las ramas que habían crecido más alta la doblé a la derecha formando un arco. ¡Ha sido la rama que más rosas ha tenido! Esta rama ha tenido infinidad de brotes, brotes cortos pero productivos. ¡De cada brote una rosa!

Pensé hacer lo mismo con otra de las ramas, orientarla a la izquierda, pero desistí debido al rosal que tengo plantado a su lado izquierdo. Este rosal, el de la izquierda, sólo tiene una floración al año, un montón de rosas de golpe, duran sólo el mes de mayo y no vuelve a echar más, pero se pone precioso, todo lleno de rositas rojas, es como un rosal explosivo, que sólo florece en mayo, pero en ese mes está espectacular.

Vi que si doblaba una rama a la izquierda, haciendo un arco igual que había hecho a la derecha, no quedaría estético. En la derecha tengo espacio. En la izquierda el rosal explosivo se come todo el terreno.

Pero este año han salido brotes por todas partes. Brotes que parecen competir por llegar más y más alto. Crecer y crecer, buscando el sol, pero con cero resultados. ¡Ni una rosa! Todos esos brotes consumen su energía en competir unos con otros, enredándose, pero no echan ni una rosa.

Un rosal debe tener rosas. Si un rosal no tiene rosas es como un partido político sin resultados, sin votos. Las rosas son al rosal lo que los votos a un partido político. Si un rosal no tiene rosas quedan dos opciones: o se corta y se pone otro o se guía para que las tenga. Es curiosa la analogía de los rosales con los partidos políticos… Si no se podan y se guían, para obtener votos y escaños, desaparecen y aparece otro en su lugar.

Y es lo que voy a hacer con este rosal en cuanto llegue el invierno: podarlo. Cuando llegue el frío no voy a dejar ni una de las ramas que no han tenido rosas. La rama de la derecha es la única que ha tenido resultados, sus rosas han sido abundantes, esa rama he de potenciarla y darle luz.

Puede que este año aproveche otro de esos largos brotes y en vez de un arco haga dos, uno a la derecha y otro de frente, al centro. Mezclar sus ramas con las del rosal explosivo de la izquierda, que sólo florece en mayo, no queda estético, sus rosas son diferentes y cada uno debe tener su espacio.




sábado, 24 de septiembre de 2016

Fariseos

Pero ¡ay de vosotros,
escribas y fariseos, hipócritas!


Amén.

Cumplida la penitencia, tengo limpio mi espíritu y preparado mi cuerpo para recibir Su cuerpo.

El oficio comienza en quince minutos. He de mantener mis pensamientos alejados de toda tentación. Falta una media hora para la eucaristía. Creo que soy capaz de no tener ningún pensamiento pecador.

Seguiré de rodillas un rato más.

Siempre me pongo en el mismo banco. Siempre ocupo el mismo sitio, en la fila de la derecha a la derecha, en el segundo banco de delante. He comprobado que ahí es donde más se me ve. Es mi banco.

Venir a misa y que no te vean no tiene sentido.

Las autoridades siempre se sientan delante. Los catequistas siempre buscan un sitio visible. Yo tampoco hago como los que se ponen de pie en los laterales de las iglesias, creo que eso es excesivo, pero este sitio es el que más se ve en toda la iglesia.

Ser cristiano requiere poco esfuerzo. Ya lo dijo Jesús: “Tus pecados te son perdonados”. Creo recordar que lo menciona Lucas en su capítulo siete. Los pecados se perdonan, sean o no intencionados. Sólo es necesario, para obtener el perdón, tener propósito de enmienda, pero el hombre es débil… El maligno nos tienta una y otra vez y provoca que pequemos. ¡Qué suerte tener la confesión!

Ya va llegando más gente. Siento cómo me miran al llegar.

Queda poco para que llegue mi familia. Aguantaré de rodillas hasta que ellos lleguen. Nadie se está sentando en este banco, todos saben que aquí nos sentamos nosotros.

¡Ay la confesión…! Si no existiera habría que inventarla… Si algo hago que resulta ser pecado es fácil obtener el perdón.

Me gusta confesarme los domingos por la mañana. Si me confesase por la tarde nadie me vería estar de rodillas cumpliendo la penitencia. No sentiría las miradas de los demás. No serviría de nada pues nadie se enteraría. No entiendo el hacerlo y que nadie sepa que lo hago. No entiendo a los que confiesan y cumplen la penitencia en las sombras de la tarde, con las luces de la iglesia apagadas, cuando nadie los ve.

Las cosas se hacen para que se vean. Estar en paz con Dios no es suficiente para mí si los demás no saben que soy practicante. La confesión en tinieblas es para las viejas que rezan el rosario en su cama, a solas. Yo sólo rezo el rosario en la iglesia y vengo cuando sé que hay más feligreses.

Ahí llega mi familia. Ya me estaban doliendo las rodillas… Ahora toca persignarse, levantarse y, cuando lleguen a mi banco, sentarme. 


domingo, 18 de septiembre de 2016

Sueño que soy un globo

Las confesiones al psicólogo
dicen mucho de nuestra vida


Hoy he tenido un extraño sueño. Me veía a mí mismo como un globo. Un globo ligero, con poca presión en su interior, que se dejaba llevar por el viento. Que alegremente danzaba cabalgando sobre las ráfagas de un cálido aire.

Era azul, un azul desenfadado. Todo lo que lo rodeaba era de tonos alegres. Era como si mi mundo fuese desenfadado, alegre, feliz.

En ese ir y venir a lomos del viento me cruzaba con otros globos. Unos rosas. Otros azules. Alguno de otro color. Cada uno con dibujos diferentes. Cada uno de un tamaño. Sentía una especie de atracción por los globo rosas. Aunque algunos parecían huir al sentir que yo me acercaba. Otros parecía que aceptaban mi presencia, danzando a mi lado, dejándose llevar por la cálida brisa. Algunos parecían perseguirme y eso no me gustaba.

Poco a poco iban quedando cada vez menos globos rosas a mi alrededor. Unos porque simplemente habían tomado una dirección diferente. Otros porque yo los había dejado atrás.  A algunos porque se les veía danzar pegados a un globo azul. Hasta que sólo quedó un globo.

Los dos nos dejábamos llevar por el viento. Sintiendo la brisa, sintiendo su calor, sintiendo sus caricias. Danzábamos y danzábamos. Casi como si fuéramos un solo globo.

Pasado un tiempo empecé a sentir un extraño aumento de la presión en mi interior. Aunque ese aumento de la presión lo compensaba con un aumento de la resistencia de mi piel. Aunque la presión aumentaba, mi tamaño no aumentaba en la misma proporción. Era una sensación chocante. Me sentía más pesado. Mi danza no era tan grácil. Mi ligereza no era la de antes.

El globo rosa seguía ahí, junto a mí. De vez en cuando chocaba conmigo. Entonces sentía de nuevo ese insólito aumento de presión. Era como si ese globo provocara en mí un aumento de la presión interior y no había manera de bajarla. Empecé a sentir cierto rechazo por el rosa, pero su danza era tan atractiva que me dejaba llevar por la brisa junto a él. Olvidaba el aumento de la presión con sus choques. Par mí sólo existía el gozo de la danza. Mi piel se adaptaba y por fuera no se notaba la gran presión que estaba acumulando.

Los choques con el globo rosa continuaban y cada vez eran más frecuentes. Cada choque provocaba un aumento de presión sin que nada consiguiera rebajarla. Sólo el aumento de mi resistencia compensaba esa presión cada vez mayor. Cada vez más insoportable.

Empecé a notar que el hilo que ataba mi boquilla empezaba a resbalar y cada vez se acercaba más al borde. Sabía que si llegaba a cierto punto abriría la boquilla y dejaría escapar la presión que me estaba asfixiando.

También sabía que si eso ocurría la corriente generada por el aire saliendo a presión me alejaría del globo rosa y puede lo perdiese su compañía. Pero era ese globo rosa el que con sus choques provocaba el aumento de mi presión, la resistencia de mi piel, haciéndola más resistente y a la vez más resbaladiza para el hilo que cerraba mi abertura.

En medio de la danza que teníamos los dos se produjo un nuevo choque. No fue un choque mayor que los demás, fue uno de tantos. La presión aumentó. Mi piel se adaptó. El hilo resbaló ligeramente. Sentí que mi presión empezaba a disminuir. Sentí el aire alrededor mientras volaba en espirales, alejándome del globo rosa con el que tanto había disfrutado en nuestra danza sobre la cálida brisa.

Poco después la presión se estabilizó y noté como mi boquilla se cerraba de nuevo. No sabía dónde estaba. Era un paisaje extraño. Un aire diferente me rodeaba. No reconocía nada. Pero mi presión era menor. No la deseable, pero aceptable. Mi piel era más dura, como curtida. Ningún globo se veía cerca. A lo lejos se veían otros de diferentes colores.

De pronto de desperté.

¿Qué cree que puede significar este sueño?