domingo, 18 de septiembre de 2016

Sueño que soy un globo

Las confesiones al psicólogo
dicen mucho de nuestra vida


Hoy he tenido un extraño sueño. Me veía a mí mismo como un globo. Un globo ligero, con poca presión en su interior, que se dejaba llevar por el viento. Que alegremente danzaba cabalgando sobre las ráfagas de un cálido aire.

Era azul, un azul desenfadado. Todo lo que lo rodeaba era de tonos alegres. Era como si mi mundo fuese desenfadado, alegre, feliz.

En ese ir y venir a lomos del viento me cruzaba con otros globos. Unos rosas. Otros azules. Alguno de otro color. Cada uno con dibujos diferentes. Cada uno de un tamaño. Sentía una especie de atracción por los globo rosas. Aunque algunos parecían huir al sentir que yo me acercaba. Otros parecía que aceptaban mi presencia, danzando a mi lado, dejándose llevar por la cálida brisa. Algunos parecían perseguirme y eso no me gustaba.

Poco a poco iban quedando cada vez menos globos rosas a mi alrededor. Unos porque simplemente habían tomado una dirección diferente. Otros porque yo los había dejado atrás.  A algunos porque se les veía danzar pegados a un globo azul. Hasta que sólo quedó un globo.

Los dos nos dejábamos llevar por el viento. Sintiendo la brisa, sintiendo su calor, sintiendo sus caricias. Danzábamos y danzábamos. Casi como si fuéramos un solo globo.

Pasado un tiempo empecé a sentir un extraño aumento de la presión en mi interior. Aunque ese aumento de la presión lo compensaba con un aumento de la resistencia de mi piel. Aunque la presión aumentaba, mi tamaño no aumentaba en la misma proporción. Era una sensación chocante. Me sentía más pesado. Mi danza no era tan grácil. Mi ligereza no era la de antes.

El globo rosa seguía ahí, junto a mí. De vez en cuando chocaba conmigo. Entonces sentía de nuevo ese insólito aumento de presión. Era como si ese globo provocara en mí un aumento de la presión interior y no había manera de bajarla. Empecé a sentir cierto rechazo por el rosa, pero su danza era tan atractiva que me dejaba llevar por la brisa junto a él. Olvidaba el aumento de la presión con sus choques. Par mí sólo existía el gozo de la danza. Mi piel se adaptaba y por fuera no se notaba la gran presión que estaba acumulando.

Los choques con el globo rosa continuaban y cada vez eran más frecuentes. Cada choque provocaba un aumento de presión sin que nada consiguiera rebajarla. Sólo el aumento de mi resistencia compensaba esa presión cada vez mayor. Cada vez más insoportable.

Empecé a notar que el hilo que ataba mi boquilla empezaba a resbalar y cada vez se acercaba más al borde. Sabía que si llegaba a cierto punto abriría la boquilla y dejaría escapar la presión que me estaba asfixiando.

También sabía que si eso ocurría la corriente generada por el aire saliendo a presión me alejaría del globo rosa y puede lo perdiese su compañía. Pero era ese globo rosa el que con sus choques provocaba el aumento de mi presión, la resistencia de mi piel, haciéndola más resistente y a la vez más resbaladiza para el hilo que cerraba mi abertura.

En medio de la danza que teníamos los dos se produjo un nuevo choque. No fue un choque mayor que los demás, fue uno de tantos. La presión aumentó. Mi piel se adaptó. El hilo resbaló ligeramente. Sentí que mi presión empezaba a disminuir. Sentí el aire alrededor mientras volaba en espirales, alejándome del globo rosa con el que tanto había disfrutado en nuestra danza sobre la cálida brisa.

Poco después la presión se estabilizó y noté como mi boquilla se cerraba de nuevo. No sabía dónde estaba. Era un paisaje extraño. Un aire diferente me rodeaba. No reconocía nada. Pero mi presión era menor. No la deseable, pero aceptable. Mi piel era más dura, como curtida. Ningún globo se veía cerca. A lo lejos se veían otros de diferentes colores.

De pronto de desperté.

¿Qué cree que puede significar este sueño?


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