A veces el deseo
nos induce a ser muy osados
Se ha pasado al bar…
Ahora en el bar no hay nadie. No voy a tener otra
oportunidad mejor…
Necesito hacerle una foto de cerca. Ese bañador deja poco
lugar a la imaginación. ¡Se le nota todo!
Si ya lo decía yo cuando éramos jóvenes: “¡Está siempre empalmado!”
Y, ¡leche!, que no estaba empalmado, que lo que le pasa es
que la tiene de un tamaño poco común…
¿Cómo será cuando se empalme? ¡No quiero ni pensarlo!
Aún recuerdo su roce cuando bailábamos lento en la
discoteca… Solo de recordarlo me estoy notando excitada.
Está claro que ahora no va empalmado. Acaba de salir de la
piscina y el agua está helada.
Con el bañador mojado se le nota aún más…
¡Tengo que aprovechar ahora! ¡Ahora o nunca!
Voy detrás de él…
-“¡Oye! ¿Puedo hacerte una foto?”
Como me diga que no me muero…
¡Sí, sí, sí…! ¡Me deja, me deja! ¡Bien!
-“Ponte, que enfoco… Di patata…”
¡Madre mía ¡Que hermosura!
-“Espera, espera, que hago otra, que en esta no ha salido la
cara…”
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