lunes, 3 de agosto de 2020

Ahí se te queda, Amadeo


Mear sí.
Lo otro no.


Joeeeer… No se va…

Y yo no podía aguantar más.

Yo creo que el blanco que ha puesto de pincho en la última ronda me ha revuelto las tripas, menudo dolor me ha entrao

O es eso o es que las cinco rondas de gordas que llevamos me han hinchao.

Y no se va…

Ya he tirado de la cadena tres veces. ¡Joder!

Porque no creo que hayan sio las dos cabezas de ajos que me comí a medio día. Estaban tan bien asás en la lumbre que una se me quedaba corta. No, no creo que haya sio eso, seguro que ha sio el blanco. O los alcahuetes, que sabían un poco a rancios…

¡El caso es que no se va!

¿Y si le pincho con algo? Si le pincho con el atao de la escoba amarga se va a poner perdio… Y cuando la coja Amadeo para barrer… ¡Mejor no!

Y nada… No se lo traga. O es muy gordo el pino o muy pequeño el albañal.

¿Y qué le digo? ¿Qué no sé leer?

En la puerta tiene un cartel que lo pone bien claro y él nos lo ha dicho cuarenta veces: “¡Mear sí, lo otro no! Que os corro a palos…”

La última ronda la voy a perdonar… Si me quedo a tomármela y  pasa y lo ve... Ya puedo correr…

Yo me bajo pa mi casa…

Tiro otra vez de la cadena a ver si se la lleva… Si no se la lleva ay se queda.

Nada… sube y baja pero no traga…

Ala, pa mi casa…

“- Bueno, yo ya me voy pa bajo.
- ¡Ay te se queda Amadeo!”




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