Dando
vueltas a mis opciones.
Dando
vueltas.
“Pisa el acelerador….”
Fin de autovía ¡No puedo!
“…Márchate lejos. Pisa el acelerador….”
Límite 80.
“…Huye del nido. Pisa el acelerador…”
Límite 60.
“…Rompe el código de la circulación y ¡pisa el
acelerador!”
Llego a mi rotonda…
¡Vuelve al principio Sabina!
“Dentro de algún tiempo estarás acabada. Metida en
tu casa haciendo la colada…”
Otra vuelta…
“…Nadie te dirá, muñeca ven conmigo, donde irás
cuando no tengas un amigo. Tarde ya comprenderás porque te digo…”
Sí. Tarde…
“…Pisa el acelerador…”
Sí, camarada, sí… La vida es como una carretera en la que
hay que pisar el acelerador, pero en las rotondas no debemos pisarlo, amigo
Sabina. No debemos equivocarnos de salida…
Y el la vía de la vida nos encontramos también con rotondas,
como está en la que ya he dado dos vueltas escuchándote, en las que conviene ir
despacito para tomar la salida correcta.
“…Desconfía de quien te diga, ten cuidado, Solo
busca que no escapes de su lado…”
¿Desconfiar? ¿Cuál es la salida correcta?
¡Para esa pregunta no tienes respuesta, señor Joaquín! ¡Buena
pregunta!
¿Volver por donde he llegado? No… Es quedarme con el trabajo
y no es nada del otro mundo.
¿La salida oeste que me llevará a la rutina, los gritos, las
obligaciones…? Ya sabes, con la familia…
¿La salida sur? Esa bordea mi pueblo. Por ella puedo, si me
arrepiento, tomar una entrada antes de llegar a consumar mis actos y volver a
mi película.
¿La salida este? ¿La salida este y alejarme…?
¿Cuál tomo?
Aquí sigo, en esta rotonda asfaltada, dando vueltas con el
coche, y tú, gamberro, gritando desde ese disco plateado que pise el
acelerador.
Quizás en mi vida me esté pasando los mismo. Quizás lleve
demasiado tiempo en esta rotonda que se ha convertido mi existencia, en la que
constantemente me pregunto qué camino tomar y una y otra vez vuelvo al nido.
Siempre acabo decantándome por el camino rutinario, pero,
amigo de la pistola, no sé si emular la ruleta rusa a la que me invitas desde
esa foto de la carátula de la caja donde guardo tus consejos y apretar el gatillo
y… ¡Pisar el acelerador!
¿Ahora te callas, mal amigo?
¿Vuelve a empezar!
¡Canta de nuevo nuestra canción!
¡No quiero volver a donde se hace la colada!
¡Ha llegado el momento!
¡Pisa el acelerador! ¡Al este!
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