domingo, 1 de marzo de 2015

Terremoto en Ossa

Rozar a la catástrofe provoca insomnio.
Terremoto en Ossa de Montiel.



¡Es el viento!

Son las dos, por la noche todo se oye más. ¡Qué obsesión!

Desde el lunes tengo los nervios a flor de piel. Cualquier ruido me parece que es un terremoto.

Sonó como una ráfaga de viento fuerte y todo se empezó a mover.

¡Qué seis segundos!

Dicen que se produjo a diez kilómetros de profundidad. Que no fue como el de Lorca, ese fue más superficial y por eso provocó tantos daños. Si éste hubiera sido a menos profundidad el pueblo habría desaparecido.

¡Qué miedo pasé! Aunque el miedo realmente vino después. Mientras ocurría no sabíamos qué pasaba. Miré a Juan, Juan me miró a mí… Nos quedamos parados… Y cuando paró fue cuando salimos a la calle.

Pero tengo metido el miedo en el cuerpo.

¿Y lo del miércoles? ¡Cómo nos reímos Luis y yo!

El aire acondicionado de la oficina empezó a funcionar. ¡Con el ruido que hace cuando empieza!

Nos quedamos callados. Mirándonos. ¡Vaya cara puso Luis!

A mí me costó reaccionar. Tarde unos segundos en decir: “¡Es el aire!”

Nos echamos a reír los dos. Y es que tenemos estamos todos de los nervios.

He de dormir, llevo cuatro noches sin dormir bien y mañana es fin de mes y me espera tute. Las prisas del último día, que si los informes de ventas, que si las llamadas de los de Recuperaciones… 

¡Mañana he de estar despejada!


A dormir.

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