sábado, 13 de agosto de 2016

Arroz blanco

El amor rutinario despierta
el deseo de probar otros sabores.


Otra vez arroz. Arroz todos los días. ¡Cómo cansa el arroz!

En casa todas las noches arroz. Y casi siempre frío. Por eso no me lo como, me da una pereza calentarlo…

Antes, los fines de semana, se aderezaba con otros ingredientes: con caldo, en paella, en ensalada, a la cubana… La verdad es que así daba gusto comérselo. Pero últimamente no hay aderezos, tengo arroz blanco y frío incluso los fines de semana.

Y mientras en el trabajo viendo solomillos al punto, cocidos calentitos, ensaladillas sabrosas, mejillones fresquitos…

Me está entrado hambre al recordarlos.

Y aquí estoy. Sentado en el sofá, en la tele la peli de Antena Tres, mi arroz frio durmiendo en el sillón y yo viendo cómo el protagonista de la película se está comiendo un filete de primera, jugoso, en su punto de sal…

¡Qué hambre me está entrando!

El filete de la peli me está recordando a un solomillo al que no hay manera de hincarle el diente. Y eso que lo intento una y otra vez. ¿O será mi hambre la que hace que vea parecidos?

Menos mal que en el trabajo de vez en cuando pico un poco de queso de oveja, si no picara no sabría qué me podría pasar. ¡Paso tanta hambre! No tiene una forma muy atractiva pero cuesta poco trabajo cortar un trozo para comérmelo. ¡Me sabe tan sabroso!

La verdad es que mi arroz tiene buena presentación, el cuenco es atractivo. Un amigo me ha llegado a decir que no es arroz, que es caviar iraní, que soy yo quien no aprecia su textura. Pero es arroz. ¡Blanco y frío!

Alguna noche que el arroz está templado me lo como, con pocas ganas pero me lo como, no vaya a descubrir que estoy comiendo fuera de casa...

Picar siempre queso también me cansa, aunque sea fácil de cortar, me apetecen platos más elaborados. Hace unas semanas intenté prepararme una ensaladilla, pero se me cortó la mayonesa. ¡Huyó!

Tengo que procurar ampliar mi menú. Quizás si probara en alguna web de comida preparada… No sé. Eso lo dejaré para si en vez de hambre paso hambruna, de momento el queso me va satisfaciendo.

En el trabajo tengo algunos mejillones que parecen accesibles. Aunque el queso se vuelve un poco duro cuando me acerco a ellos. He de procurar que no me vea salivando por esa carne rosada, no vaya a ser que me quede sin queso.

¡Vaya chuletón se está comiendo el de la peli! No voy a tener más remedio que coger la batidora y hacerme un buen batido…


4 comentarios: