¿Te sientes bien?
¿Qué es lo que tiene valor?
Me siento muy bien.
Hoy ha sido un día completo. Pleno. De esos en los que
disfruto de verdad.
A medio día he ido con mi suegro a urgencias. He estado allí
con él y mi suegra hasta casi las cuatro de la tarde, hasta cuando el doctor ha
decidido qué pruebas le iba a realizar. Entonces me he ido a casa a comer.
No he obtenido nada para mí.
¡Pero me siento muy bien!
He comido, he descansado un poco y a las cinco he ido a casa
de Virginia. Me ha dado la llave de su casa esta mañana. A esa hora tenía la
visita del instalador de la fibra óptica para llegar a una velocidad de
trescientas megas en su conexión de internet. A ella le ha surgido un imprevisto
y no iba a llegar a casa hasta las seis. Mi hijo está con anginas, pero le he
dicho que lo llevaría al médico a las seis, una vez volviera de casa de
Virginia.
No he obtenido nada para mí.
¡Pero me siento muy bien!
Poco después de las seis he llegado a casa y me he ido con
mi hijo al ambulatorio para que le mirasen las anginas. En la adolescencia es
muy común esta dolencia. Lleva con el antibiótico cinco días y las sigue
teniendo igual que el primer día; le duelen un montón. Han tardado en
atendernos, pero la doctora que nos ha atendido ha sido muy amable. Le han
puesto una inyección de penicilina, ha dicho la doctora que era lo mejor. El
pobre ha aguantado las lágrimas hasta que hemos salido del centro médico,
entonces ya no ha podido resistir más el dolor de la inyección y se ha puesto a
llorar. Casi no podía caminar. Se me rompía el alma. Yo solo le decía que era
necesario para mejorar, que lo iba a notar enseguida, que vería como merecía la
pena el dolor.
No he obtenido nada para mí.
¡Pero me siento muy bien!
De camino a casa he llamado a mi suegra desde el manos
libres del coche y me ha dicho que le estaban preparando el informe de alta a
mi suegro para irse a casa. He llegado a casa pasadas las siete y media para dejar
a mi hijo y he vuelto al hospital a recoger a mis suegros. A las ocho y media
los he dejado en su casa y me he venido para la mía.
No he obtenido nada para mí.
¡Pero me siento muy bien!
Mi hija esta noche quería ver la película de “Doraemon”. Le
encanta esa serie y la película de esta noche no la había visto. La he estado
viendo con ella. Ella sentada encima de mí, los dos en el sillón. Ha sido una
película sobre valores. Sobre la competitividad aplastante de los malos. Sobre
los sentimientos de ayuda y solidaridad de los buenos. Dibujos animados para
niños de menos de diez años muy educativos.
No he obtenido nada para mí.
¡Pero me siento muy bien!
Ahora estoy durmiéndola. Me ha pedido que le dé mimitos para
que se duerma antes. Me encanta tumbarme con ella y ponerle las manos encima
para transmitirle energía vital. Ella lo llama mimitos. Yo sé que es mucho más
que eso. Es Energía Universal.
No estoy obteniendo nada para mí.
Como durante el resto del día.
¡Pero me siento muy bien!
Esta mañana, en el trabajo, he pactado la rehabilitación
social para una familia y he contactado con otras tres para estudiar su caso.
Ellos se liberan de las cargas y vuelven al mundo normal. Yo no obtengo nada
para mí; bueno, sí, mi salario, pero lo obtendría igual en otro puesto. Éste es
muy duro, me encuentro con un mundo de penalidades y sufrimientos que busco
eliminar. Muchos, casi todos, aunque pagan un precio muy alto, me dan las
gracias.
No obtengo nada para mí.
¡Pero me siento muy bien!
En esta vida no voy buscando el beneficio o el aprovecharme
de los de mi entorno.
Me gusta más dar que pedir. De hecho pido poco.
Por eso quizás, cuando alguien de mi entorno no me da algo
que a él no le costaría nada, me revelo y lo rechazo hasta el punto de borrarlo
de mi lista de personas próximas. Si lo mantengo seguirá recibiendo de mí y no
lo merece.
Pero no he de acordarme de los indeseables. Ya están
borrados de mi lista y es como si no existieran. En mi mundo solo debe haber
personas buenas.
Hoy ha sido un gran día.
He hecho lo que más me gusta: ¡ayudar!
No obtengo nada para mí. Aparentemente no obtengo nada para
mí.
Pero siento que recibo más de lo que doy.
¡Me siento muy bien!
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