lunes, 30 de abril de 2018

¡Mayo es!


 Treinta de abril.
Día de mayos.


Siete, ocho, nueve y diez. ¡Los tengo todos!

Ordenados según los voy a ir echando. Ahora toca ponerles a cada uno un dicho.

Voy a empezar por Tere, e iré bajando por la calle de la Compañía:

El día que tú naciste
Las estrellas se ocultaron.
Todas sentían envidia
De tus ojos azulados.

Después a Alicia, en casa de sus abuelos:

Eres una chica dulce.
Dulce como el caramelo.
Y yo como soy goloso
Por ti, chiquilla, me muero.

A María Jesús, que vive cerca de la iglesia, le pongo éste:

Desde tu puerta a la iglesia
Voy a plantar una parra.
Para que cuando vayas a misa
No te dé el sol en la cara.

Que no se me olvide el “¡Mayo es!”…

Después iré a casa de mi prima Mariví:

Si quieres saber de quien
Es el mayo que te ha caído.
Vicente se llama de nombre
Y Rodríguez de apellido.

Éste es el de Dominga:

Rosa y Azucena.
Clavel encarnado.
El señorito Vicente
Te lo echa por mayo.

La siguiente casa es la de Yolanda:

No hay chica sin amor.
Ni amor perfecto sin celos.
Yo siento celos por ti
Hasta cuando el viento mueve tu pelo.

La siguiente es Anabel.

A coger colorines
Voy a tu patio.
Y si no hay colorines
Contigo un rato.

Después a María Elena.

Cuando te miro en la escuela
No me entra la lección.
La culpa la tienen tus ojos
Que me turban la razón.

Siguiendo la calle abajo la siguiente es María Ángeles.

No lo hago por los bizcochos
Ni tampoco por la amistad.
Lo hago porque te quiero
Y contigo me he de casar.

Aurora no sé si estará, pero cuando venga lo verá:

No hay ninguna duda
De que tu padre fue confitero.
Ya que mirando tus labios
Me parecen de caramelo.

Y la última Victoria. Subiré por la cuesta de la iglesia vieja:

Si me quieres dímelo
No me tengas en ascuas tanto.
Pero dímelo con magdalenas
Que tu madre muy buenas las está sacando.

Mi abuelo me ha contado otros dichos, pero algunos de esos no los pongo, que entonces no hay bizcocho ni magdalenas. Los voy a dejar escritos para que no se me olviden:

Como sé que te gustan
Los garbanzos torraos
Por debajo de la puerta
Te echo un puñao.

Una pierna tengo aquí
Y otra en tu tejado.
Mira si por tu querer
Me tienes espatarrado.

En tu puerta me cagué
Pensando que me querías.
Ahora que no me quieres
Dame la mierda que es mía.

Debajo de las enaguas
Tienes un conejo vivo.
Yo tengo una escopetilla,
¡Déjame pegarle un tiro!

Y ahora a merendar, que al ponerse el sol he de salir a echarlos.


2 comentarios:

  1. Vicente que mayos más bonitos escribes. Ya quedan pocos escritores de mayos y de los que cantan.

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  2. Aunque tengas tantos novios
    como tejas hay en Madrid
    ninguno te quiere tanto
    como yo te quiero a ti.

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