Hormigas, alma, materia oscura…
Cuando la mente vaga.
¡Qué caliente está la taza! ¡Qué bien huele este café!
Parecen hormigas…
Vistos desde aquí parecen hormigas. Hormigas buscando quien
sabe qué.
“¡Bonito despacho en la décima planta!” Es lo que me dijo
Laura cuando vino a visitarme en mi nuevo trabajo.
Bonito despacho…
¿Y qué sentido tiene trabajar en este “bonito despacho”? ¿Me
recordaran cuando yo muera? ¿En que está siendo útil mi existencia para la
humanidad?
La humanidad…
¡Si parecen hormigas! Hormigas atolondradas yendo de un
sitio para otro, sin saber el sentido de su propia vida. Al menos las hormigas
tienen conciencia de grupo…
¿Tenemos conciencia de grupo la humanidad? ¿En que nos
diferenciamos de los animales? ¿O de las hormigas?
Si le preguntara a mi confesor me diría con rictus serio:
“Leopoldo, Leopoldo… ¡El Alma! ¡Nosotros tenemos Alma!”
Qué bueno le ha salido el café esta mañana a Ana… En verdad
es una secretaria eficiente.
El Alma… ¿Existe?
Hace tiempo leí que en experimentos con personas moribundas
habían conseguido pesar el alma. ¡Poco más de veinte gramos!
Veinte gramos de materia que no vemos, pero que parece
existir.
Como la materia oscura… Parece existir, sin ella no se
explica la existencia del propio Universo, pero no se ve, no interactúa con la
luz… ¡Como el Alma!
¡Ambas parecen existir y ambas son invisibles!
¿Y si el Alma estuviera hecha de materia oscura? ¿Y si
fuesen de la misma sustancia?
Si fuesen lo mismo…
Nuestra materia representa un cinco por ciento del total de
materia y energía del Universo. La materia oscura, es cinco
veces más abundante, llega al veintitrés por ciento del total.
¡Está a nuestro alrededor y es cinco veces más abundante! Pero... ¿Dónde está?
¿Será nuestra alma materia oscura? Explicaría muchas cosas…
Míralos… ¡Son como hormigas!
Toca seguir con el trabajo. Apuro la taza y llamo a Ana.
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