El hijo se resistió,
pero el primer nieto fuer varón.
Este cigarro es el que más me gusta, el que me fumo ya
tranquilo después de dejar arreglados los animales. Les he echado pienso y
paja. Hoy no he querido sacarlos, con tres días lloviendo la tierra se pone
imposible y las ovejas se revientan.
Desde el sábado, que empezó a llover, ya ha llovido más que
todo el mes de octubre del año pasado. No es que haya llovido mucho, pero es
que el año pasado no cayó una gota. Antes de estos días cayó en San Miguel y el
día de la Virgen del Rosario. Después de estas aguas vamos a tener buena ricia y espigas, hasta que empiece la
siembra va a haber alimento.
Me gusta fumar mientras llueve…
Antonio… Las chicas me han dicho que le van a poner Antonio.
¡Por fin un chico! Hemos tenido seis partos y un aborto. Seis
chicas y el aborto un chico. El único chico que engendramos no subió. La Cleo
abortó con cuatro meses. Lo enterré en el cementerio, me acompañaron la Vicenta
y la Ana. La Vicenta ha sido una chiquilla muy despierta y con cuatro años que
tenía quiso venir conmigo. La Vicenta ya tiene dieciocho y la Ana veintiuno. Hace
ya catorce años y parece que fue ayer…
Parece que ahora arrecia… Corre el agua por el callejón.
Me ha dicho la Cleo que le van a poner Antonio por el
hermano que se le murió a su padre. Se murió cinco días antes que mi Carmen. Ya
hace siete años. El aborto lo sentí, pero que se muriera mi ángel… La Carmen
era como un ángel y con solo dos años se la llevó Dios. Esos días han sido los
más tristes de mi vida. Los míos y los de mis chicas. La Emilia, con dieciocho
años, lloraba como una Magdalena. Y hoy ha parido a Antonio... ¡Cómo pasa la
vida!
Su marido, como no hemos sacado las ovejas, ha podido estar
en el parto. Dice la Pen que cuando le han dicho que era chico le han brotado
lágrimas y ha dicho que se llamaría como su difunto hermano.
¡Pero hoy es un día de alegría! ¡Por fin un chico! ¡Me voy a
echar otro pitillo!
Llueve pero no hace frío. En un par de días tendremos sol
otra vez.
Recuerdo cuando se murió Antonio, la Cleo se impresionó y
cuando llegamos a casa, después del entierro, acurrucó a la Carmen y a la
Ángeles sollozando, diciendo que no quería que a sus chicas les pasara nada.
Una tenía dos años y la otra cinco. ¿Quién le iba a decir que a la pequeña la
enterraríamos seis días después…?
Pues como lloviera ayer en Talavera como hoy aquí, se mojó
Franco con toda seguridad. En la radio no dijeron nada de si llovía o no
mientras inauguraba la presa, pero seguro que se tuvo que poner la trinchera.
¡Cómo llueve ahora!
Bueno, ya soy abuelo… Cincuenta y un años y abuelo…
Tendremos que avisar por carta a la familia, el primer nieto
lo merece.
Este abuelo se va a pasar para dentro a ver si ya han
preparado la cena. Con cinco chicas… ¿Cuántos nietos tendré?
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