sábado, 8 de noviembre de 2014

La primera noche.

Los cambios para tener futuro mejor
a veces nos separan dolorosamente de nuestra vida.



Que ásperas son estas sábanas.

Y que olor tan raro tienen. Huelen como a agua sucia, como el agua con jabón del que hace mi madre, pero es un olor más agrio.

Las sábanas de mi cama sí que huelen bien. Y son tan suaves…

Echo de menos mi colchón. Éste está duro y se le notan uno bubones que se clavan en la espalda. El mío sí que es cómodo. De lana, no como éste. Lana que todas las mañanas mi madre ahueca para que duerma bien por la noche.

No sé cómo ponerme.

¡Cómo rascan las sábanas!

¿Qué se oye?

¿Es el de arriba? ¿O el de al lado?

Parece que está llorando…

¡No me fastidies! ¡Eso no por favor!

Yo no pienso llorar, yo no lloraré, estoy aquí para hacerme un hombre. ¡Los hombres no lloran!

Cada vez que se mueve el de arriba de la litera de al lado parece que se va a caer entera. ¡Cómo suena! ¡Qué chirridos!

¡Y este olor!

¡Yo no voy a llorar! Aunque los ojos se me llenen de lágrimas no lloraré.

¿Qué estarán haciendo ahora en casa? ¿Me echarán de menos?

¡No voy a llorar! 

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