viernes, 28 de noviembre de 2014

Encerrada

La vida nos va atando sin darnos cuenta.
Hasta que las ataduras nos duelen.


Encerrada. Sin alas. Cautiva. Secuestrada.

Es no poder hacer lo que deseo. Es hacer sólo lo que debo.

Obligaciones. Cargas familiares. Deberes.

Es vivir sin vivir.

Es sentir como la vida se me escapa y no atreverme a hacer nada para evitarlo.

Discusiones. Problemas. Familia.

Es querer y no poder. O querer y no atreverme.

Desearía ser fuerte y romper con todo. Alejarme en un barco sin un rumbo definido. Dejarme llevar por las olas, las mareas, los vientos, las corrientes, las tormentas…

Abandonar esta vida que me ata. Esta vida que me mata.

Ser libre. Libre para volver a vivir la vida.

Hijos. Marido. Comidas. Lavadoras. Casa. Trabajo.

Me ahogo.

Quiero gritar y no puedo. Quiero gritar y no me atrevo.

Quiero liberarme de estos grilletes que se han ido cerrando, aprisionando mi vida en los últimos años.

Quiero volver a volar. Volver a sentir el empuje del viento en mis alas. Que mis ojos dejen de lloran y vuelvan a disfrutar del paisaje mientras vuelo.

¡Vivir!


¡Quiero Vivir!

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