viernes, 30 de enero de 2015

Fuego en el cielo

La belleza de la naturaleza
puede llegar a atemorizarnos



Veinticinco  de enero. Hoy hace años que el cielo ardía. Empezó en dirección a Almonacid. Eran como llamas que iban de la tierra al cielo.

Recuerdo que empezó una vez anocheció. Serían las ocho de la noche. Los chicos ya habían encerrado a las ovejas.

Mi primo, con catorce años, era el mayor de los hombres. Mi padre había sido llamado a filas. Tenía treinta y nueve años y los hombres de hasta cuarenta habían sido movilizados para ir al frente.

Llegó a casa y se lo dijo a mi madre: “Tía, ¡que el cielo está ardiendo!”

Salimos todas a la calle a verlo. Las llamas se iban extendiendo desde Almonacid hacia El Hito.
La gente lloraba.

Unos decían que eran los Montes de Toledo que ardían por los bombardeos. Otros que el frente se acercaba al pueblo.

Los lamentos inundaban las calles.

Muchas mujeres, presas del pánico, dejaron sus casas, cogieron a sus hijos  y se fueron a pasar la noche a Las Canteras, buscando refugio por si la aviación bombardeaba el pueblo.  Pensaron que sus hijos estarían a salvo en  las cuevas excavadas.

Yo tenía 6 años. Ni mi madre ni mis hermanas ni yo dormimos esa noche.

El cielo terminó cubriéndose de llamaradas. Llamaradas de la tierra al cielo. Llamaradas del cielo a la tierra. Los lloros, gritos y lamentos se oyeron toda la noche.

El año pasado se lo recordé a mis hijos para que ellos se lo dijeran a los suyos y nunca se olvide este fenómeno tan extraño.

Ellos dicen que fue una aurora boreal.

Ahora los llamaré de nuevo para que lo recuerden.


Hace setenta y siete  años el cielo ardía y España se consumía en una guerra entre hermanos.



viernes, 23 de enero de 2015

El pelo de la casada

Las nuevas generaciones se empeñan
en cambiar las costumbres de siempre.



Cinco años casados y sigue con el pelo largo.

¿No se dará cuenta mi hijo?

¿Cuándo se ha visto a una mujer casada con el pelo por la cintura? ¡Y para colmo rubia!

Cuando yo me casé tenía el pelo por la cintura. Un pelo hermosísimo. Negro como el azabache. Ondulado.

Quince días después de la boda me lo corté y me hice la permanente. Como debe ser en una mujer casada. Y ya casada… ¡no me vino la regla!  Yo creo que me quedé embarazada en la misma noche de bodas. El chico nació a los nueve meses y dos días…

¡Y mi nuera con esa melena rubia! Y ya hace más de cinco años que se casaron.

No parece una mujer casada. Debería haberse cortado el pelo hace mucho tiempo.

Si no se hace la permanente da igual, los tiempos han cambiado, puede dejarse media melena lisa, que seguro que le favorece. ¡Pero no esa melena hasta la cintura!

Tengo que decírselo a mi hijo. Pero debo hacerlo con cautela, no debo ser demasiado directa. He de aprovechar cuando tenga la ocasión y sacar la conversación.


Él no se da cuenta de estas cosas. ¡Pero para eso tiene a su madre!

domingo, 18 de enero de 2015

Relativas circunstancias

En el transcurso de nuestra vida asumimos diferentes roles 
y tenemos distintas visiones de las cosas.


¡Para cuatro duros que necesitamos! ¿Se creerán que no somos capaces de ahorrar eso y más?

El uno que no lo ha hecho con los mayores y no lo va a hacer con el pequeño.

El otro que no va a firmar por si sus tierras se las lleva el banco.

¡Estas son las ayudas de unos y de otros!

Con lo que otros padres les han dados a sus hijos. ¡Que se han quitado el bocado de la boca por ellos! Y nosotros que sólo les pedimos una firma para que nos den un préstamo de cien mil cochinas pesetas y poder comprar un buen tractor nos la niegan.

¿Qué se habrán pensado? Si con lo que ganamos en un año está devuelto.

Tendré que hablar con mi hermana… Ella no se puede negar. ¡Con lo que le he ayudado siempre!

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40 años después
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¡Si esto ya lo sabía yo! ¡Si esto ya lo sabía yo!

¡Anda que no se veía venir! ¡Si era estar por encima sus posibilidades!

¿Y ahora qué? ¿A pedirle al abuelo?

Yo no lo he educado en el despilfarro. ¡A su padre se tendría que parecer!

Ahora vendrá a que le dé lo poco que tengo. ¿Y yo con que paso mi vejez? Al saber dónde terminaré. Seguro que acabo en una residencia. ¡Mis cuartos son una reserva para mi vejez!

A mis años… Si lo mandan al paro que busque trabajo donde sea, pero como me venga a pedir a mí… 

¡Está listo!

¡Una casa de trescientos mil euros! ¡Meterse en semejante deuda para toda la vida!

A mí que no me pida. ¡Si al final va al paro y no puede pagar, que se quede la casa el banco!

¡Yo ni un chavo!

viernes, 9 de enero de 2015

En las trincheras

Dentro de de cien años nos gobernarán
hombres que sólo busquen el bien general.


Esta humedad me va a matar. Con este amanecer van ocho en los que el sol sólo es un resplandor lejano en esta maldita y densa niebla.

La trinchera es un lodazal. En este barro blando se hunde la bota y se me mete dentro dejando los pies mojados permanentemente.

¡Ocho días de niebla continua!

¿Y por qué? ¿Por qué tenemos que estar es este agujero?

El día de Noche Buena vencimos nuestros miedos y no hubo ni un disparo. Ni ellos ni nosotros. Se necesitaron pocas palabras: “¡Si tu no disparas yo no disparo!”. ¡Qué fácil fue! Pocas palabras, pronunciadas a gritos, sí, pero  sin cita previa, sin parafernalia, sin mesas de nogal, sin estilográficas Waterman, sin escribientes…

¿Y el Káiser no puede hacerlo?

Soy un patriota, nadie ama más a mi querida Alemania que yo y lucharé por ella hasta entregar la última gota de mi sangre germana… ¿Pero por qué esta guerra?

Me di la mano con más de treinta de mis enemigos. ¡Enemigos! ¿Enemigos por estar en la trinchera de en frente? ¿Enemigos por nacer en un país que habla una lengua diferente? ¡Enemigos por tener gobernantes diferentes!

Me duelen los dedos de los pies. Estoy helado. ¡Esta maldita niebla!

Ese día fumamos juntos, yo encendí mi pitillo con el cigarro de un francés. ¡Dos días sin disparos! Pudimos enterrar a nuestros muertos. Nuestros y de ellos, pero nuestros todos… ¡Servían en un bando y los mató el otro! Todos ayudamos a cavar las tumbas, no importaba el color del uniforme.

¿Y por qué hoy seguimos así? ¿Es nuestra esta guerra? ¿De quién es la guerra?

Si los soldados de uno y otro frente hablásemos esto acabaría. Volveríamos con nuestra familia. Dejaríamos atrás las trincheras, el barro, la niebla, el frío…

¿Por qué estamos aquí? Somos títeres que bailamos al son que tocan los que ganan con la guerra, aunque su país pierda. ¡Su país! ¿Les importará su país?

Y esta niebla… No deja ver las trincheras de los que dicen son nuestros enemigos.

La otra niebla, la que no se despeja jamás, no deja ver las razones de esta sinrazón. Dentro de cien  años los habitantes de la Tierra no se dejarán embaucar por este tipo de gobernantes que sangran a sus pueblos. El pueblo tendrá la educación y la formación suficiente para no dejar  que accedan al poder personajes que sólo piensen en si mismos.


¡Nací demasiado pronto y moriré joven por culpa de esta guerra! Dentro de cien años los hombres podrán y sabrán elegir a quienes los gobiernan sin dejarse engañar… Navidad de 2014… ¡Dentro de cien años!

sábado, 3 de enero de 2015

Propósito de Año Nuevo

Si algo deseamos de verdad y no nos atrevemos,
el inicio del año puede ser el momento de realizarlo.



¡Llegó el momento! ¡Año Nuevo vida nueva!

He de cumplir mis propósitos de Año Nuevo. Este año el primero que puse es “Cumplir mis propósitos”. ¿Y qué mejor momento que hoy?

Sábado, los niños de vacaciones, estamos en el pueblo, el piso para mi sola…

Llevo desde el verano queriéndolo hacer y hoy es el mejor día.

¡No lo soporto más! No soporto que me toque, no soporto que me hable, no soporto que siempre esté en posesión de la verdad…

La vida con él se ha reducido a monosílabos. En el trabajo soy feliz, con mis niños, que son unos cielos. 

Llego a casa y como deprisa para no pasar tiempo con él. Me hago la cansada para irme a la siesta, argumentando que los alumnos me chupan la energía, pero no, ellos me dan vida, el vampiro es él.

¡No puedo más! Me levanto, me ducho, me tomo un café, hago la maleta y llamo a mi hermana para que venga a por mí.

Necesito hacer lo que mi cuerpo me pide. Y lo que no me pide es dejar que me manosee, no me pide que me pase su boca babosa por mi cuerpo, no me pide dejar que sacie su deseo vaciando su asquerosa virilidad en mí.

Necesito su delicadeza, su dulzura, su calor, sus labios húmedos besándome… Sentir Sus manos suaves acariciar mi piel, sentir su olor, acariciar su pelo, sentir sus pechos en los míos mientras nos abrazamos… La necesito a ella.


¡Llegó el momento! Año Nuevo, vida nueva.