domingo, 18 de enero de 2015

Relativas circunstancias

En el transcurso de nuestra vida asumimos diferentes roles 
y tenemos distintas visiones de las cosas.


¡Para cuatro duros que necesitamos! ¿Se creerán que no somos capaces de ahorrar eso y más?

El uno que no lo ha hecho con los mayores y no lo va a hacer con el pequeño.

El otro que no va a firmar por si sus tierras se las lleva el banco.

¡Estas son las ayudas de unos y de otros!

Con lo que otros padres les han dados a sus hijos. ¡Que se han quitado el bocado de la boca por ellos! Y nosotros que sólo les pedimos una firma para que nos den un préstamo de cien mil cochinas pesetas y poder comprar un buen tractor nos la niegan.

¿Qué se habrán pensado? Si con lo que ganamos en un año está devuelto.

Tendré que hablar con mi hermana… Ella no se puede negar. ¡Con lo que le he ayudado siempre!

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40 años después
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¡Si esto ya lo sabía yo! ¡Si esto ya lo sabía yo!

¡Anda que no se veía venir! ¡Si era estar por encima sus posibilidades!

¿Y ahora qué? ¿A pedirle al abuelo?

Yo no lo he educado en el despilfarro. ¡A su padre se tendría que parecer!

Ahora vendrá a que le dé lo poco que tengo. ¿Y yo con que paso mi vejez? Al saber dónde terminaré. Seguro que acabo en una residencia. ¡Mis cuartos son una reserva para mi vejez!

A mis años… Si lo mandan al paro que busque trabajo donde sea, pero como me venga a pedir a mí… 

¡Está listo!

¡Una casa de trescientos mil euros! ¡Meterse en semejante deuda para toda la vida!

A mí que no me pida. ¡Si al final va al paro y no puede pagar, que se quede la casa el banco!

¡Yo ni un chavo!

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