Propósitos
de sólo un día
son desencantos
para todo un año.
Ya
están llegando a los grupos de WhatsApp las cadenas de fin de año. Quedan pocas
horas para el fin de este año y es el momento oportuno para enviarlas.
Todas
hablan de lo mismo: “Es el momento de empezar una nueva vida”, “Brindo
para que tus propósitos de Año Nuevo se cumplan”, “Deseo que cumplas todos tus deseos en el nuevo año”…
Tenemos
la impresión de que algo viejo se acaba y algo nuevo comienza. Que empieza algo muy
importante, tan importante que lo escribimos con mayúsculas: Año Nuevo.
Miramos
atrás en el año que se va y lo vemos como un cuaderno lleno, escrito hasta la
última página, en el que hemos escrito una historia inacabada, con frustraciones,
con objetivos no alcanzados, con personajes que empezaron el año y
desaparecieron a lo largo de él…
Miramos
adelante en el año que empieza y lo vemos como un cuaderno con las páginas en
blanco, con espacio para escribir una historia nueva, una historia con final
feliz, una historia para disfrutar, para conseguir nuestros objetivos, para
crecer, para cambiar aquello que no nos gusta…
Las
circunstancias nos venden que es el momento de empezar una nueva vida. Los
anuncios de la televisión nos hablan de una nueva vida. Entramos en el juego y
nos convencemos de que es el momento para dejar de fumar, que es el momento
para dejar de beber, que es el momento para quitarnos esos kilos que creemos
que nos sobran, que es el momento de apuntarse al gimnasio, que es el momento
de…
¿Y por
qué?
¿Qué tiene
de diferente el día de hoy?
¿De
verdad mañana empieza algo nuevo?
Mañana
sólo empieza un nuevo calendario. Mañana sólo tiramos el almanaque viejo y sólo
estrenamos una agenda nueva. Mañana es un día idéntico a los trescientos
sesenta y cinco anteriores y a los trescientos sesenta y cinco próximos.
¿Quieres
cambiar? ¿Quieres hacer algo diferente? ¿Quieres conseguir algo que anhelas?
Si la
respuesta a las tres preguntas es sí, noche vieja y año nuevo no son la excusa
para empezar.
Mañana
empieza un nuevo día. Y pasado mañana, y al otro, y al otro…
Todos
los días son Día Nuevo. ¡Todos! ¡Y en mayúsculas!
Para
alcanzar un objetivo no es suficiente con planteártelo sólo un día al año, si
así lo haces conseguirás sólo una parte de las trescientas sesenta y cinco que debes
conseguir para alcanzarlo.
Para
alcanzar un objetivo o conseguir un propósito debes proponértelo todos los
días. Todos los días hay que levantarse con el ánimo del primer día del año.
Leemos
por ahí: “Vive cada día como si fuera el último día de tu vida y serás feliz”.
Para mí
la máxima es otra: Vive cada día como si fuera el primer día de tu vida, sin
que nada de lo aprendido ayer te lastre, con la ilusión de un niño cuando se
levanta de la cama un sábado, vive y no permitas que nadie te corte las alas ni
el deseo de volar.
El día
de noche vieja, el día de año nuevo y todos los días del año: ¡Vive!
¡Feliz
Día Nuevo!
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