Las canciones estremecen nuestros sentimientos.
¿O son nuestros sentimientos quienes escriben las canciones?
Hoy dieciséis es nuestro aniversario. Nuestro doble aniversario. En ambos días también fue viernes.
Hoy hace veintidós años que nos besamos por primera vez. Yo celebraba la primera cena de navidad de mi empresa. Tú estabas con tu pandilla. Estabas preciosa. Llevabas un vestido de fiesta que marcaba tus formas sin dejarlas ver. Bailabas contoneándote, como una diosa venus saliendo del mar sobre su concha.
Recuerdo que no podía apartar la vista de ti, como hipnotizado. Tú me mirabas de reojo, mirándome si mirar, cruzando tu mirada con la mía y bajando la vista al suelo mientras seguías el ritmo de la música.
Te acercaste a la barra y me fui a tu lado. Estabas pidiendo al camarero. Sin saber qué habías pedido yo dije: “¡Quiero otro igual!”. Nos miramos a los ojos y estallamos los dos en una carcajada. Me presenté, te di dos besos y el camarero nos sirvió dos vodkas con naranja.
Hoy me lo he servido yo sólo. Hoy no estás bailando para admirarte. Hoy no estás para poder besarte. Hoy lo estoy bebiendo yo solo, pero recordándote y añorándote.
Ayer compré el último disco de “La oreja de Van Gong”, “Planeta imaginario” y lo he puesto.
Mientras preparaba el cubata he escuchado la primera canción, “Estoy contigo”, y se me ha encogido el corazón. “Estoy contigo, estoy contigo, estoy junto a ti…”. Me ha hecho recordar cuando nos abrazábamos en el sillón y nos prometíamos envejecer juntos…
¡No sabes cuánto te echo de menos!
Me he entretenido preparándolo mientras la escuchaba. Un par de lágrimas han rodado desde mis ojos. Las he enjugado con el primer sorbo a nuestro vodka con naranja.
La segunda canción, “Diciembre”, me ha provocado un torrente de lágrimas.
“¿Qué más da mirarnos si siempre es diciembre? ¿Qué más da cruzar los dedos si ya no me mientes? // ¿Qué más da que llueva? ¿Qué más da mojarnos si bajo el paraguas no vas de mi brazo? // ¿Qué más da quien eras si nadie responde? ¿Qué más da esperar despierta si al volver te escondes?"
He dado pequeños sorbos sintiendo el sabor de nuestra primera bebida juntos. Sentía la amargura de no tenerte. Amargura por traicionarte, por perderte y por hacerlo además en nuestro aniversario.
Ya hace cinco años de mi error. Diecisiete años juntos y necesitaba cambiar el arroz por algún plato más suculento. Al menos eso es lo que yo creía entonces…
La tercera canción, “Verano”, refleja lo que siento hoy, lo que siento desde hace cinco años: “Lancé mi vida al mar cuando todo acabó y lo único que no se hundió fue mi colección de recortes mirándonos”.
Lancé mi vida al mar… Y se ahogó.
Fue en otra cena de navidad a la que tú no viniste porque te quedaste con las niñas. Era nuestro aniversario, hacía diecisiete años que nos conocimos, era nuestro día… Pero yo no renuncié a la cena de la empresa, necesitaba respirar, escapar, vivir… ¡Y me ahogué!
“Las lágrimas se van pero duele al respirar…”
Nunca debería haber hecho lo que hice.
“Déjame pasar la noche, deja que me quede aquí, que hoy es nuestro aniversario y no tengo a donde ir.”
Nunca debería ni siquiera haberlo deseado.
“Y es que llego tarde como siempre, tarde siempre para mí.”
Por poco más de quince minutos para contentar a mi ego perdí una vida entera. Perdí mi vida. Perdí mi vida junto a ti, te traicioné y te perdí.
“Que esta noche tengo frío y no sé dónde dormir.”
Me gustaría que estuvieras aquí para poder contarte cómo me siento, para que pudieras consolarme mientras te digo “¡perdóname!”, para que me dijeras que mañana puedo volver a ti, para tomarnos juntos un vodka con naranja…
Hoy es nuestro aniversario…
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