Navidad
es volver a casa.
Navidad
es que vuelvan a casa.
¡Estoy
reventada! No recordaba que diesen tanto trabajo. ¡Pero hoy tengo mi casa
llena!
He
puesto cuatro lavadoras y cuatro secadoras. Hoy el día estaba demasiado frío
para que la ropa se secara al aire.
Me ha
dado tiempo a dejar la ropa de plancha colgada y preparada para planchar.
Mañana les plancharé lo justo para el fin de semana y el lunes, cuando venga la
chica, puede planchar el resto.
¡Qué
gusto sentarse en el sillón!
¿Y la
cena? La hemos preparado entre Ramón y yo y parecía que había para un
regimiento, pero no han dejado nada. ¡Cómo comen! Cada uno come más que entre
Ramón y yo.
No sé
si el hecho de estar en casa les habrá dado más hambre. O si es que la comida
de casa sabe distinta y está más rica.
Recuerdo
cuando yo volvía a casa por Navidad después de pasar casi tres meses en el
internado. Recuerdo cómo olía en mi casa, el calor de la estufa de leña, el
olor de las sábanas, la anchura de mi cama comparada con la litera del colegio,
el calor de la lana del colchón y del edredón… ¡Qué recuerdos!
Qué
bien sienta la infusión calentita… Este sillón es cómodo, cómodo.
Ahora
son mis hijos quienes disfrutan de su vuelta a casa.
El
pequeño es la primera vez que vuelve. Éste es su primer año en Madrid. Dice que
está genial, que la comida en el colegio es buenísima, que no pasa frío, que
con los amigos que ha hecho se lleva genial… ¡Acaba de cumplir los dieciocho! Y
aun recuerdo cuando le daba la teta…
¡Cómo
pasa el tiempo!
La
mayor ya está terminando la carrera. Este año es el último. Es toda una mujer.
Yo a su edad ya estaba casada…
¡Cómo
han crecido!
Cuando
aun estaban los dos en casa me agobiaba por tanto trabajo. Ramón me decía:
“Dentro de nada estaremos solos, entonces los echarás de menos.”
¡Y
cuánta razón tenía!
Sin
ellos en casa nuestro día a día es monótono, repetitivo. ¡Pero tenemos menos
platos que lavar! Hoy entre la comida y la cena de los cuatro hemos llenado el
lavavajillas. ¡Estaba la pila llena de cacharros!
Que paz
siento. Mis hijos en casa y yo disfrutándolos. Este momento de relax en soledad
me está cargando las pilas.
Se han
ido los tres. Han ido a ver las luces de Navidad del centro. Querían que me
fuese con ellos pero no puedo más… Prefiero estar aquí relajada, disfrutando de
la sensación de que esta noche los tendré de nuevo a los dos durmiendo bajo el
mismo techo que yo. Y aunque sólo sea por poco más de dos semanas pienso
disfrutar de ellos.
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