domingo, 16 de diciembre de 2018

Apolo 8: La salida de la Tierra.


Nada es imposible
Todo lo que imaginas se puede realizar.



¡Ahí está otra vez…!

Es la quinta vez que aparece y nada puede ser tan hermoso.

¡Azul!

Que pequeña se ve desde aquí…¡ Y que hermosa!

He tenido el honor de transmitir para todo mi país, para toda la Tierra, justo en el momento que la veíamos salir por cuarta vez, los primeros diez versos del Génesis, en esta noche de Noche Buena, en esta noche de regeneración, en esta noche de mil novecientos sesenta y ocho en la que celebramos el nacimiento de Nuestro Señor.

Tengo grabados los versos en mi memoria. Los tendré para toda mi vida…

Poder recitarlos mientras veía aparecer mi Tierra, mi mundo, mi hogar... ¡He llorado en silencio mientras los recitaba!

“En el principio creó Dios los cielos y la tierra.

Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.

Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz.

Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas.

Y llamó Dios a la luz día, y a las tinieblas llamó noche. Y fue la mañana y las tarde y la mañana un día.

Luego dijo Dios: Haya un firmamento entre las aguas, y que divida unas aguas de otras.

Y Dios hizo el firmamento, y dividió las aguas de debajo del firmamento, de las aguas que estaban sobre el firmamento. Y fue así.

Y llamó Dios al firmamento cielo. Fue la mañana y la tarde del día segundo.

Dijo también Dios: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y descúbrase lo seco. Y fue así.

Y llamó Dios a lo seco tierra, y a la reunión de las aguas la llamó mares. Y vio Dios que era bueno.

Y por parte de la tripulación del Apolo 8 terminamos diciendo: Buenas noches, buena suerte, Feliz Navidad y que Dios los bendiga a todos ustedes en la buena Tierra.”

Y aquí estoy... En esta misión que orbitará la Luna diez veces, viendo cada dos horas como la Tierra amanece sobre la superficie lunar. Daremos diez vueltas, veremos diez amaneceres…

No puedo imaginar nada más hermoso, ver esa canica azul emerger poco a poco de esta superficie gris lunar… ¡Que hermoso!

Doy gracias a Dios por estar aquí. Por dejar que yo sea una de las tres personas de esta tripulación, una de las tres primeras personas que orbitan la Luna, una de las tres primeras personas que ven como la Tierra amanece sobre la superficie de nuestra Luna.

¡Me siento dichoso!



viernes, 23 de noviembre de 2018

Hubo un tiempo.


El tiempo degrada
hasta lo que creímos eterno.


Hubo un tiempo en el que nuestros corazones sonreían.

Hubo un tiempo en el que mis ojos buscaban los tuyos y se entendían.

Hubo un tiempo en que nuestras pieles se erizaban cuando, queriendo o sin querer, sentían el roce de la piel del otro.

Hubo un tiempo en el que al dormimos nos dábamos un beso y, abrazados, nos dejábamos llevar por Morfeo con la certeza de que, en sueños, también volaríamos juntos.

Hubo un tiempo en el que desayunar juntos en la cocina era tomar una taza de café con leche endulzado con caricias.

Hubo un tiempo...

Pero el tiempo pasa y la vida ha erosionado nuestros corazones, nuestras pieles, nuestras miradas, nuestras caricias... Hasta nuestras tazas de café con leche.

Nos ha erosionado a nosotros.

En este tiempo no desayunamos juntos, nos sentimos incómodos solos tú y yo en la mañana.

En este tiempo si nos rozamos por casualidad nos pedimos perdón.

En este tiempo nuestros pies no se buscan bajo las sabanas.

En este tiempo si se cruzan nuestros ojos sentimos miedo y desviamos la mirada.

En este tiempo...

Hace muchos años decidimos coser con amor, cariño, complicidad, fantasía y esperanza nuestro traje de amistad y futuro para vestir nuestro amor.

Hace muchos años creímos que las puntadas que dábamos uniendo telas para nuestro vestido serían para siempre.

Hace muchos años éramos unas personas diferentes, sin erosiones.

Hace muchos años...

Hoy asistimos impávidos, inmóviles, impasibles, al espectáculo desde ver cómo se van descosiendo las costuras de la prenda que ha servido para proteger nuestro amor. Nos miramos cual gatos huraños, nos culpamos el uno al otro y nos encogemos de hombros sin importarnos que nuestro raído atuendo se esté deshilachando.

Hoy, enfundados cada uno en su particular traje gris, hemos olvidado las lecciones de Momo, hemos pactado con los hombres grises y luchamos por aprovechar el tiempo para provecho de quién sabe qué, pero desde luego no para dejarlo pasar y disfrutarlo el uno junto al otro.

Hoy no nos sentimos bien y no acertamos a saber la causa de esta desazón.

La causa de esta desazón…

La causa de esta desazón es simplemente el frío que le entra a nuestro amor por las raídas costuras se su deshilachado vestido.

Hemos de gastar tiempo en arreglarlo, en coserlo, en zurcir las costuras gastadas y los rotos que el tiempo ha ocasionado en su dulce tela.

Pero no tenemos tiempo…

¿No tenemos tiempo?

¡Sí tenemos tiempo!

¡Tenemos todo el tiempo que queramos emplear!

¿Cuánto quieres que empleemos?



sábado, 17 de noviembre de 2018

Treinta horas


Un reencuentro va más allá
 del hecho de estar juntas.


El sol poniente nos ilumina por la espalda. Nuestros contornos van por delante de nosotras, proyectándose sobre nuestros pasos.

La sombra de las cinco. Cinco sombras. Sombras alargadas, como largo ha sido el tiempo que ha pasado desde la última vez que, juntas, dormimos fuera de casa.

Nuestras siluetas oscuras parecen las mismas que cuando aún no éramos mayores de edad. Las veo y no me parecen diferentes de las que nos acompañaban antaño, igual que nuestra forma de sentir. Anoche en el apartamento veía a cinco amigas de dieciséis años hablando como mujeres de cuarenta y nueve.

Se me hacía extraño.

Estos treinta y tres años solo han pasado para nuestra componente fisiológica, pero ha sido un suspiro para nuestra conciencia, para nuestra aurea, que sigue sintiéndose como aquellas niñas que fuimos.

Aquellas niñas que fuimos…

Aquellas niñas que somos…

Aquellas niñas que seremos…

Durante estas treinta horas juntas hemos retrocedido treinta y tres años.

El apartamento ha sido nuestra residencia de las Pepas en el que hemos revivido sentires adolescentes. Sentires que hoy siento con la misma intensidad que antaño. Sentires de amistad. Sentires de inocencia. Sentires de querer volar fuera del mundo que creemos nos aprisiona.

Se acaba el tiempo de esta nuestra experiencia juntas. Como se acaba el día en el ocaso que nos ilumina dibujando nuestras cinco sombras atemporales en esta acera de la Gran Vía madrileña.

Quisiera congelar este momento...

Quisiera seguir sintiéndome adolescente en compañía de mis cuatro amigas de instituto.

Cinco niñas de cuarenta y nueve años que dentro de unos minutos llorarán al despedirse.

¡Que el Sol se pare! ¡Que el tiempo se detenga! ¡Que las sombras, como la edad, no se alarguen más!

¡Que pronto volvamos a repetir estas sensaciones!



viernes, 5 de octubre de 2018

Osadía vespertina


A veces el deseo
nos induce a ser muy osados


Se ha pasado al bar…

Ahora en el bar no hay nadie. No voy a tener otra oportunidad mejor…

Necesito hacerle una foto de cerca. Ese bañador deja poco lugar a la imaginación. ¡Se le nota todo!

Si ya lo decía yo cuando éramos jóvenes: “¡Está siempre empalmado!”

Y, ¡leche!, que no estaba empalmado, que lo que le pasa es que la tiene de un tamaño poco común…

¿Cómo será cuando se empalme? ¡No quiero ni pensarlo!

Aún recuerdo su roce cuando bailábamos lento en la discoteca… Solo de recordarlo me estoy notando excitada.

Está claro que ahora no va empalmado. Acaba de salir de la piscina y el agua está helada. 

Con el bañador mojado se le nota aún más…

¡Tengo que aprovechar ahora! ¡Ahora o nunca!

Voy detrás de él…

-“¡Oye! ¿Puedo hacerte una foto?”

Como me diga que no me muero…

¡Sí, sí, sí…! ¡Me deja, me deja! ¡Bien!

-“Ponte, que enfoco… Di patata…”

¡Madre mía ¡Que hermosura!

-“Espera, espera, que hago otra, que en esta no ha salido la cara…”




jueves, 13 de septiembre de 2018

¡Eureka!


Una cosa es lo que vemos
y otra lo que sucede.


José Enrique Amaro en “La posibilidad de viajar en el tiempo” de la colección “Un paseo por el Cosmos” lo explica. A ver si lo he entendido…

Según Richard Feynman, premio Nobel de Física en 1965, un positrón es un electrón viajando hacia atrás en el tiempo…

Esto he de dibujarlo, por mucho que lo lea si no lo veo no lo terminaré de entender…



Y ahora a leerlo de nuevo…

“Lo que vemos, según un diagrama de Feynman, es que un fotón de pronto produce un par electrón positrón en un punto A que se alejan en direcciones contrarias. Poco después, el positrón choca contra un electrón en un punto B y se aniquilan produciendo un fotón.”

Esto es lo que vemos…

Pero según dice Feynman existe otra lectura…

“Un electrón situado en el punto B, debido a una fluctuación cuántica asociada al principio de incertidumbre de Heinsenberg, emite un fotón y comienza a viajar hacia atrás en el tiempo, hasta que choca con otro fotón e induce otra fluctuación cuántica cambiando su línea temporal y viajando de nuevo hacia delante en el tiempo.”

¡Así lo entiendo mejor! ¡Qué astuto Feynman!

Esto lo he entendido. Bien.

Entonces, si un positrón es un electrón viajando hacia atrás en el tiempo, las detecciones de grandes cantidades de positrones en el centro de nuestra galaxia serían en realidad electrones viajando hacia atrás en el tiempo… ¡Vaya tela!

¿Y nadie se ha dado cuenta de por qué ocurre esto? ¿A nadie se le ha ocurrido el porqué? Si es como sumar uno más uno…

Aunque puede que la ciencia oficial no haya prestado demasiada atención a Frank Tipler… Como es un simple escritor y profesor de física matemática… Ya, ¡simple…! ¡Cuántos quisieran ser la mitad de él!

Menos mal que este libro recopila sus trabajos…

¡Tipler tiene razón! ¡Los positrones del centro de la Vía Láctea prueban la viabilidad de su máquina del tiempo!

La idea inicial es de Wellem Jacob van Stockum, que curiosamente murió tres años antes de nacer Tipler. El primero murió en 1944 y el segundo nació en 1947. Quienes admitan el hecho de la reencarnación puede que vean aquí una…

Stockum describió que “dada una larga columna de polvo en rotación con velocidad y densidad determinada, la columna se mantenía unida por la atracción gravitatoria de las partículas de polvo que la componen.”

Tipler, muy avispado, descubrió que “si la velocidad de rotación era suficientemente alta existían curvas temporales cerradas a determinada distancia de su centro”, osea, ¡que provocaría viajes hacia atrás en el tiempo!

Y ahora la gran pregunta: ¿Qué provoca la inversión temporal de los electrones en el centro de nuestra galaxia?

¡Sencillo!

¡Nuestro súper masivo agujero negro! ¡Sagitario A*!

¿Y nadie se ha dado cuenta? ¿O es que yo no he leído nada respecto a esto?

Si el centro de nuestra galaxia, nuestro agujero negro, está rodeado de nubes de gas molecular y polvo al que llaman Anillo Molecular, está claro que estas nubes están girando a grandes velocidades alrededor del agujero negro y que, dado el volumen del agujero, forman un cilindro rotatorio. ¡Este cilindro es un Cilindro de Tipler!

¡Está clarísimo!

Todas estas teorías y hechos conducen a una conclusión. Conclusión de mi cosecha. Esta teoría es idea mía, y he de enunciarla, a ver si la hilvano:

El centro de nuestra galaxia es un agujero negro que provoca que las nubes de gas y polvo giren alrededor de él a gran velocidad antes de ser absorbidas, provocando el efecto que describió Tipler con sus cilindros rotatorios: curvas temporales cerradas que provocan un viaje hacia atrás en el tiempo. La prueba de que esto ocurre son las grandes cantidades de positrones detectados en el centro galáctico, que en realidad son electrones viajando hacia atrás en el tiempo según describió Feynman en sus diagramas.

¡Toma ya!

¿O debería decir?: ¡Eureka!

viernes, 24 de agosto de 2018

Este come come

Hay hechos que como las hemorroides,
 se sufren en silencio.


Este come come, este come come…

Y sin poder contárselo a nadie.

Claro, ¿que a quien se lo voy a contar? ¡A una hija se la protege como sea!

Y lo sufro. Claro que lo sufro.

No me pasa otra cosa más que esto. Que tengo algo en el estómago, que tengo algo en el estómago… ¡Claro que tengo algo! ¿Qué voy a tener? Este come come…

Si se veía venir, si se veía venir…

Tanto ir a Termalia

“¡Esto es mi vida!” me decía. ¡Esto es mi vida! Y claro que era su vida…

Cada dos años uno nuevo. No le ha durado ninguno más de dos años, no había terminado con uno cuando ya tenía otro. Termalia, Termalia… A  todos los ha despachado a los dos años, menos a éste, menos a éste y al otro Juan aguantas.

¡Vaya come come! Vaya come come…

Si ya me extrañaba a mí, si ya me extrañaba a mí…

No llevaba dos años con él y dice que se casa. ¡Menos de dos años y que se casa! Si a los dos años los despachaba... ¡Y se casa! Si se veía venir...

Todos los que ha tenido han sido buenos chicos. ¡Todos! Mira el Juan aguantas...  Permitir que se acostara con otros en sus narices… Viviendo juntos, sin casarse, manteniéndola y aguantando que le pongan los cuernos en su cama…

El pobre estaba enfermo y ella decía que tenía que vivir su juventud… Cuatro años con él y no sé con cuantos estuvo…

“Yo soy así, si quiere me aguanta y si no ¡puerta!” Si no puerta, si no puerta…

Puerta le dieron y puerta le han dado, puerta le han dado… ¡Embarazada y ahí te quedas!

“Me quedé embarazada para salvar mi matrimonio” Para salvar su matrimonio, para salvar su matrimonio… ¡El matrimonio se salva respetando a tu marido!

Claro, en cuanto él se dio cuenta de que no era por tener miedo por la noche.... "Cuando él duerme fuera me da miedo quedarme sola por la noche. Menos mal que Ana se viene a casa a dormir." Miedo, miedo...  Llamaba a la vecina cuando él se iba de viaje para acosarte con ella… Claro, en cuanto él se dio cuenta de lo que pasaba... ¡Puerta, puerta puerta…!

¡No ha salvado el matrimonio ni el embarazo!

Vaya come come, este come come…

¿Y a quién le cuento lo que sé? ¿A quién? He de protegerla... ¡Que no hará una madre por su hija! No ha de saberse por mí.

Este come come, este come come…

Lo tengo que sufrir en silencio, en silencio…

Como las hemorroides, tengo que sufrirlo en silencio. 

Y que tengo algo en el estómago... ¡Este come come que me come por dentro!

Este come come, vaya come come…




sábado, 18 de agosto de 2018

Humanos


¿Cuántos se lo preguntan?:
¿Qué hay ahí afuera?


Ese es Marte. Un poco más a la derecha está Saturno, difícil de ver ya que su luminosidad es baja. Y casi al oeste hoy la Luna acompaña a Júpiter, ella encima de él, a pocos grados.

Son nuestros vecinos más cercanos. Ellos, Venus y el Sol, solo que a las once y media éstos no se ven.

¿Verán todos los humanos lo mismo que yo? ¿Se harán las mismas preguntas?

¿Qué hay más allá?

Un perro o un gato no se preguntan estas cosas.

¿Un cromañón se haría estas preguntas? ¿O hace cuarenta mil años teníamos la misma conciencia que un perro o un gato?

Un perro o un gato se preocupa de él mismo. De comer. De beber. De cagar. De salir a estirar las patas… ¿Tendrán conciencia del resto de perros y gatos? No. Está claro que solo conocen a los de su entorno. No saben de la existencia de perros y gatos más allá de su zona de paseo.

En eso el cromañón se parecía a los perros y gatos de hoy en día: no sabía de la existencia de otros cromañones más allá de su zona de caza.

¿Y de qué se preocupaba el cromañón? Está claro: ¡de vivir!

Los cromañones, excepto aquellos friquis que se dedicaron a pintarrajear paredes de cuevas, solo se preocupaban por satisfacer sus necesidades básicas. El mirar a estas estrellas que danzan en el cielo (Júpiter, Marte, Saturno…) solo miraban los curanderos, iniciados, brujos, hechiceros… ¿Se preguntarían ellos qué hay más allá?

¿Y mis contemporáneos? ¿Se preguntarán qué hay más allá? ¿O serán como los perros y los gatos?

Miro a mi alrededor y veo humanos afanándose en  trabajar para vivir, sin que parezca preocuparles otra cosa que no sea comer, beber, pagar la hipoteca, tener sexo con quien se deje, divertirse un poco... Otros además rezuman ansias de poder y de poseer. Eso sí, tienen conciencia de que existen el resto de humanos que poblamos este planeta.

Pero... ¿Se preguntan quienes somos, a dónde vamos, de dónde venimos, estamos solos en la galaxia...? Los Inhumanos se lo preguntaban...

Y ahí están… Marte, Saturno, Luna y Júpiter. Existen, como existe el resto del Universo, pero, ¿cuántos nos hacemos la pregunta de qué hay más allá? ¿Cantos tenemos afán por saber?

El afán por saber brilla por su ausencia, como Venus y el Sol a esta hora.

Entonces, ¿en qué nos diferenciamos de los perros y los gatos?

¿En qué?

Al menos unos pocos se afanan en buscar planetas situados en las llamadas “zonas habitables” de las estrellas. Buscan vida inteligente. Y lo hacen enfocando a los cúmulos de estrellas, con la idea de que a más estrellas más posibilidades de que haya planetas habitables habrá

Muy pocos se están dando cuenta de que la vida inteligente, por su dificultad para desarrollarse, necesita de entornos estables, por lo que los cúmulos de estrellas, por muchas estrellas que tengan, son lo menos indicados por los tirones gravitacionales que existen entre ellas, que desestabilizaría cualquier planeta que las orbitara e impediría la necesaria estabilidad durante millones de años para que la vida se desarrolle.

Si existe vida inteligente ahí afuera será en un planeta orbitando una estrella separada al menos tres años luz (o 10 parsec) de la estrella más cercana y que haya pocas estrellas en su entorno. Confío en que rectifiquen y cambien los planes de búsqueda...

¿Habrá otros planetas con vida?

¿Un perro o un gato se harán esta pregunta? No... Solo satisfacen sus instintos.

¿Cuántos humanos se hacen esta pregunta? ¿O solo satisfacen sus instintos?

Y mira la belleza del cielo nocturno….

Está claro. Nos queda mucho camino.

“He andado muchos caminos, he abierto muchas veredas”.

Si los humanos resulta que somos como los perros y gatos es triste. Y, sí, parece que lo somos. Solo pensamos en ser hoy más que el vecino, en satisfacer nuestros instintos (sexuales en su mayoría), en vivir hoy y mañana Dios dirá…

“Son buenas gentes que viven, laboran, pasan y sueñan, y en un día como tantos, descansan bajo la tierra.”

Lo decía Machado, Antonio Machado.

El día en que nos preocupemos y nos preguntemos, todos, que hay ahí afuera, sin que nuestras necesidades básicas centren el cien por cien de nuestra atención,  ese día, ese grandioso día, será el principio de nuestra existencia real, el principio de la conciencia de existir.

Hoy no somos conscientes de que existimos.

Hoy, un altísimo porcentaje de seres humanos no son conscientes de lo que son y mucho menos lo  que pueden ser. “…laboran, pasan y sueñan, y en un día como tantos, descansan bajo la tierra”.

¡Qué pena!

Y Marte, Saturno, Júpiter y la Luna están ahí. Como también lo están otros planetas y estrellas que pudieran albergar a seres que se hagan la misma pregunta: ¿Qué hay ahí afuera?





martes, 31 de julio de 2018

1968: 50 años.


Mil novecientos sesenta y ocho.
Cincuenta años.



No se terminan las fotos… ¡Vaya álbum fotográfico! ¡Yo creo que han enviado más de doscientas fotos! Y eso que no han enviado todas…

¡Todo un reportaje!

¡Qué día más estupendo pasamos! La cantidad de fotos que tenemos y en todas se palpa el regocijo.

Un título para este álbum fotográfico sería “Fotos del cumpleaños celebrado por cinco quintas y diez quintos nacidos en 1968, más una amiga nacida un año antes”. Claro, que ese título es más para el Siglo de Oro, ahora simplemente pondríamos: “1968: 50 años”.

¡Mira esta foto! ¡Estamos empapados! Algunas fueron muy cautas y se pusieron la camiseta por encima de la ropa. Les daría vergüenza… ¡Pues no tienen nada de qué avergonzarse!

Me gusta el año en el que nací. Siempre me ha gustado. Y me gusta referirme a las cosas que ocurrieron en él. No lo he puesto en el grupo de WhatsApp, pero había pensado poner: “Hace cincuenta años… Aquel 1968 en el que Kubrick estrenaba su “2001: Una odisea en el espacio” y Charlton Heston encarnaba al comandante Taylor en "El planeta de los simios", aquel año en el que jóvenes y no tan jóvenes salieron a la calle y con sus protestas cambiaron nuestro mundo, aquel año en el que el Papa prohibió el uso de cualquier método anticonceptivo para evitar embarazos, aquel año en el que por primera vez los humanos (tres hombres) orbitaban la Luna, aquel año…”

¡Y ésta...! ¡Vaya estilismo masculino! Las redondeces que ellas no quisieron mostrar las mostraban otros sin pudor alguno. ¡Esta foto es para mondarse! ¡Vaya curvas felices!

Pero las fotos que más me gustan son las que me enviaron para el vídeo. Esas sí que son verdaderos tesoros. No puedo perder ni una sola en la que salga. A ver si este fin de semana puedo hacer una copia de seguridad.

Recuerdo cuando terminó el vídeo. Esas lágrimas espontaneas que muchos no pudieron contener. Yo, que habría visto ya el vídeo más de veinte veces, me emocioné también…

Para el vídeo había pensado emular a Goscinny y que comenzara entrando con una frase al estilo del inicio de “La Guerra de las Galaxias”:

Aquel año, en un pequeño pueblo de La Mancha conquense,
nacimos treinta niños,
diecinueve chicos y once chicas.
Si bien es verdad solo unos pocos afortunados nacimos de hecho en él,
Villarejo de Fuentes.

Pero finalmente me decidí por la entrada de los nombres de los veintinueve que vivimos mientras se oía de fondo “Así habló Zarathustra”. Hemos tenido suerte, cincuenta años después solo hemos lamentado un fallecimiento, la niña nacida en febrero que murió a los pocos días de nacer.

¡Anda que ésta…! ¡Mister Pitón y Miss Mojada! Lo que me reí con el concurso…

Yo creo que fue buena idea lo de las camisetas. Tener un recuerdo de ese día con la firma del resto de quintos se va a valorar según pasen los años. Claro, que si Pedro no llega a preparar el famoso programa no se me hubiera ocurrido la idea de comprar las camisetas. Y comprarlas de chica fue todo un acierto. Como comentario para publicar alguna de estas fotos en Facebook estaría genial: “Camisetas de chicas, elásticas, preparadas para marcar las redondeces femeninas, cubriendo los cuerpos cincuentones de varones que han criado curvas felices, curvas pronunciadas, perfiles de película, prueba de que los fofisanos están llamados al poder”. Claro, que no se me ocurrirá a mí publicar ninguna de éstas en Facebook… ¡Me ponen en busca y captura!

¿Y la misa? Aun me estoy riendo…

Lleva razón Pedro que debemos ir pensando en nuevos encuentros. Pero el próximo ha de ser un poco más sosegado, a ver qué se nos ocurre.

Estas fotos demuestran que cincuenta años no son nada. ¡Si parecíamos críos jugando! Todos de buen rollo, sin piques, sin enfados…

¡Qué día más bueno pasé…!






sábado, 30 de junio de 2018

Sala de Urgencias


Sala de familias en Urgencias:
Hay esperas que cortan el aliento.



Las doce. Ya van dos horas. No nos dirán nada hasta las dos de la madrugada.

Me apetece un café. Los cafés de máquina son más fuertes que los de los bares. Me ayudará a despejarme y pensar en lo que viene después.

Cincuenta céntimos…

Cuando ha entrado en Urgencias llevaba los ojos cerrados. Por la expresión de su cara debía ir ya en coma.

¿Saldrá de esta?

Y si sale… ¿cómo quedará?

¡Uf! Necesito este café. Necesito tener la mente lúcida.

¡Umm…! ¡Qué bien huele...!

¿Qué ha podido ocurrirle? Haya sido lo que haya sido parecía estar grave.

¡Café! Desde su primer sorbo se nota su efecto.

“El abuelo se muere” acaba de decirle esa señora a su hija.

Muerte… Estremece esa palabra en los hospitales.

Esa chica está llorando porque su abuelo se muere. Pobrecita… ¿Le dará tiempo a despedirse de él?

Está haciendo que se me salten a mí las lágrimas. Necesito este café…

“Mamá… ¿no le pueden hacer nada”. Pobrecita… A esas edades las soluciones son pocas.

¿Y si a mí me dicen lo mismo? Ha llegado en coma…

Esta sala está llena de almas encogidas, temerosas… Nuestros seres queridos están ahí al lado en manos de unas personas que los ven como trabajo, que no tienen ninguna implicación emocional con ellos. En esta sala todos nos sentimos perdidos.

Este café me está reconfortando. Siento que me da fuerza. Creo que la voy a necesitar.

¡Ahí llega mi hermana…!



martes, 29 de mayo de 2018

Cuando la mente vaga.


Hormigas, alma, materia oscura…
Cuando la mente vaga.


¡Qué caliente está la taza! ¡Qué bien huele este café!

Parecen hormigas…

Vistos desde aquí parecen hormigas. Hormigas buscando quien sabe qué.

“¡Bonito despacho en la décima planta!” Es lo que me dijo Laura cuando vino a visitarme en mi nuevo trabajo.

Bonito despacho…

¿Y qué sentido tiene trabajar en este “bonito despacho”? ¿Me recordaran cuando yo muera? ¿En que está siendo útil mi existencia para la humanidad?

La humanidad…

¡Si parecen hormigas! Hormigas atolondradas yendo de un sitio para otro, sin saber el sentido de su propia vida. Al menos las hormigas tienen conciencia de grupo…

¿Tenemos conciencia de grupo la humanidad? ¿En que nos diferenciamos de los animales? ¿O de las hormigas?

Si le preguntara a mi confesor me diría con rictus serio: “Leopoldo, Leopoldo… ¡El Alma! ¡Nosotros tenemos Alma!”

Qué bueno le ha salido el café esta mañana a Ana… En verdad es una secretaria eficiente.

El Alma… ¿Existe?

Hace tiempo leí que en experimentos con personas moribundas habían conseguido pesar el alma. ¡Poco más de veinte gramos!

Veinte gramos de materia que no vemos, pero que parece existir.

Como la materia oscura… Parece existir, sin ella no se explica la existencia del propio Universo, pero no se ve, no interactúa con la luz… ¡Como el Alma!

¡Ambas parecen existir y ambas son invisibles!

¿Y si el Alma estuviera hecha de materia oscura? ¿Y si fuesen de la misma sustancia?

Si fuesen lo mismo…

Nuestra materia representa un cinco por ciento del total de materia y energía del Universo. La materia oscura, es cinco veces más abundante, llega al veintitrés por ciento del total. 

¡Está a nuestro alrededor y es cinco veces más abundante! Pero... ¿Dónde está?

¿Será nuestra alma materia oscura? Explicaría muchas cosas…

Míralos… ¡Son como hormigas!

Toca seguir con el trabajo. Apuro la taza y llamo a Ana.



lunes, 30 de abril de 2018

¡Mayo es!


 Treinta de abril.
Día de mayos.


Siete, ocho, nueve y diez. ¡Los tengo todos!

Ordenados según los voy a ir echando. Ahora toca ponerles a cada uno un dicho.

Voy a empezar por Tere, e iré bajando por la calle de la Compañía:

El día que tú naciste
Las estrellas se ocultaron.
Todas sentían envidia
De tus ojos azulados.

Después a Alicia, en casa de sus abuelos:

Eres una chica dulce.
Dulce como el caramelo.
Y yo como soy goloso
Por ti, chiquilla, me muero.

A María Jesús, que vive cerca de la iglesia, le pongo éste:

Desde tu puerta a la iglesia
Voy a plantar una parra.
Para que cuando vayas a misa
No te dé el sol en la cara.

Que no se me olvide el “¡Mayo es!”…

Después iré a casa de mi prima Mariví:

Si quieres saber de quien
Es el mayo que te ha caído.
Vicente se llama de nombre
Y Rodríguez de apellido.

Éste es el de Dominga:

Rosa y Azucena.
Clavel encarnado.
El señorito Vicente
Te lo echa por mayo.

La siguiente casa es la de Yolanda:

No hay chica sin amor.
Ni amor perfecto sin celos.
Yo siento celos por ti
Hasta cuando el viento mueve tu pelo.

La siguiente es Anabel.

A coger colorines
Voy a tu patio.
Y si no hay colorines
Contigo un rato.

Después a María Elena.

Cuando te miro en la escuela
No me entra la lección.
La culpa la tienen tus ojos
Que me turban la razón.

Siguiendo la calle abajo la siguiente es María Ángeles.

No lo hago por los bizcochos
Ni tampoco por la amistad.
Lo hago porque te quiero
Y contigo me he de casar.

Aurora no sé si estará, pero cuando venga lo verá:

No hay ninguna duda
De que tu padre fue confitero.
Ya que mirando tus labios
Me parecen de caramelo.

Y la última Victoria. Subiré por la cuesta de la iglesia vieja:

Si me quieres dímelo
No me tengas en ascuas tanto.
Pero dímelo con magdalenas
Que tu madre muy buenas las está sacando.

Mi abuelo me ha contado otros dichos, pero algunos de esos no los pongo, que entonces no hay bizcocho ni magdalenas. Los voy a dejar escritos para que no se me olviden:

Como sé que te gustan
Los garbanzos torraos
Por debajo de la puerta
Te echo un puñao.

Una pierna tengo aquí
Y otra en tu tejado.
Mira si por tu querer
Me tienes espatarrado.

En tu puerta me cagué
Pensando que me querías.
Ahora que no me quieres
Dame la mierda que es mía.

Debajo de las enaguas
Tienes un conejo vivo.
Yo tengo una escopetilla,
¡Déjame pegarle un tiro!

Y ahora a merendar, que al ponerse el sol he de salir a echarlos.


viernes, 16 de marzo de 2018

Pero no puedo dejar de pensar en él.


Tenemos deseos tan intensos
que resulta imposible reprimirlos.


¡No puedo dejar de pensar en él!

Lo necesito…

Llevo ya seis días sin él y no sé si voy a poder resistirlo.

Prometí dejarlo. Prometí que la última vez sería ese sábado por la noche.

Fue en el hotel, hacia la media noche, tomándonos una copa de cava.

Pero siento ansiedad, quiero volver. ¡Lo necesito!

Mi marido me dice que debo resistir, que debo respetarme a mí misma, que debo ser fiel a mis promesas…

Él no quiere que vuelva. Dice que no le importa que lo haga, que entiende mi necesidad, pero que está convencido que no me conviene, que al final me hará daño, mucho daño.

¡Siento un mono increíble!

Esa sensación… Sentir como entra dentro de mí. Cómo me llena. Sentir su calor…

Acariciarlo con mis labios.

Sentirlo entre mis dedos…

Sólo de recordarlo se me acelera el corazón.

La última vez fue especial. Muy especial. Era la última vez y para mí fue como un ritual. Preparé incienso. Preparé el cava. Dos copas encima de la mesita de la terraza del hotel. Me vestí para la ocasión. Me puse el picardías y las medias que más le gustan. Sabía que después haríamos el amor.

Le dije a mi marido que ese día sería el último. Me siento apoyada por él. Sólo él sabe que lo hacía. Incluso no le importaba que lo hiciera delante de él.

Esa iba a ser la última vez. Pero no sé si voy a poder aguantar… ¡Siento la necesidad!

Nos tomamos las copas sentados en las sillas de la terraza mientras charlábamos. De vez en cuando nos besábamos. De vez en cuando, él acariciaba mis piernas suavemente, casi sin tocarme, tratando de que yo sintiera la inducción de sus caricias a través de las medias. Confieso que estaba nerviosa, muy nerviosa.

En la mesa las dos copas de cava, la barrita de incienso humeando y el cenicero.

En ese cenicero apagaría mi último cigarro.

Lo encendí. Le di una calada profunda. Sentí su calor. Sentí cómo el humo me llenaba, me embriagaba. Lo saboreé sabiendo que era el último. Había prometido dejarlo durante las vacaciones y ésta era la última noche en el hotel. Sentía su textura entre mis dedos. Llevármelo a los labios. Acariciarlo con ellos. Sentir su sabor…

Mi marido, como tantas veces, estaba conmigo. Los dos, cada uno con su copa de cava. Él acariciándome, pasando sus dedos de mis medias a mi picardías, disfrutando de la suavidad de mi piel y la sensual textura de las prendas.

Era la última vez. ¡Era el último cigarro!

Al menos el sábado estaba convencida de que ese sería el último cigarro.

Pero hoy no estoy tan segura. Siento una gran ansiedad, un mono terrible.

¡Deseo volver a fumar!



viernes, 16 de febrero de 2018

Parar está en tu mano.


Ser incapaz de parar,
 a despecho de promesas hechas y decisiones tomadas.



Me lo he prometido. He de cumplir mi propósito.

Hoy no.

Si hoy lo consigo, mañana me será más fácil no hacerlo.

Me hace daño. Lo sé. Lo siento. Lo noto.

Me he decepcionado demasiadas veces. Demasiadas veces me he dicho: “Hoy se termina, es la última vez”. Demasiadas veces he vuelto a caer.

Pero hoy voy a resistir.

Hoy será el primer sábado, desde hace  mucho tiempo, que saldré sin ella.

Me queda una hora para salir. Hoy voy a salir sin ti.

No necesito ese cosquilleo en la nariz para sentirme bien. No te necesito.

Mañana sentiría el blanco frío de tu ausencia.

No necesito pensar mejor. No te necesito.

Mañana estaría confuso sin ti.

No te necesito para bailar y aguantar toda la noche. No te necesito.

Mañana aparecería el agotamiento de tu ausencia.

Hoy no.

Ni hoy, ni mañana, ni nunca.

¡No!

No te necesito para pasarlo bien. Voy a salir sin ti.

Eres una mala compañía, mañana sentiré que me has usado y me has tirado.

No necesito la confianza que haces sentir en mí. No necesito tu seguridad.

Yo ya tengo confianza y seguridad sin ti.

¿O no?

¿O la tengo por ti?

¡No!

¡No!

¡No!

¡Hoy no!

Hoy voy a vencer yo…

Has podido conmigo poco a poco. Pero yo voy a poder contigo hoy.

No necesito picarte antes de salir. Puedo salir sin más.

¡No!

No necesito oír la tarjeta piqueteando en la pantalla del móvil esperando tus efectos una vez te aspire.

Hoy no…

No…

Hoy no…

No, no, no… Por favor… Queda menos de una hora…

Si me doy un pase, cuando salga estaré a tope…

Pero hoy no…

Y si no te tomo, ¿aguantaré?

No sé…

No, por favor, aguanta…

¿Y si me hago media raya?

Si me hago media raya será como si no hubiésemos perdido ninguno de los dos.

Media raya también es vencer…

Pero, eso sí, será la última vez.

¡Esta es la última!



viernes, 5 de enero de 2018

Cincuenta años.

Cumplir cincuenta años
es solo el principio.


Cincuenta es una cifra de las llamadas redondas.

Tenemos monedas de 50 céntimos. Billetes de cincuenta euros.

Celebramos, cuando se consigue llegar, los cincuenta años de casados como las Bodas de Oro.

Cincuenta fueron los días que pasaron entre la Resurrección de Jesús y Pentecostés

Cincuenta es el número menor entero positivo expresable como la suma de dos cuadrados de números positivos en dos formas diferentes: 50 = 52 + 52 = 12+ 72.

Los romanos lo consideraban importante, tenía su propio símbolo: L.

Y hasta Grey tiene cincuenta sombras…

Indiscutiblemente el cincuenta es un número que marca hitos en nuestra existencia.

Este año los nacidos en mil novecientos sesenta y ocho cumplimos cincuenta años. Nuestro cincuenta cumpleaños lo recordaremos con más intensidad que cuando cumplimos veintisiete o cuando cumplimos treinta y cuatro.

Cincuenta es un cumpleaños digno de ser recordado.

Es tan importante que los nacidos en mi pueblo o los que sus padres son originarios de él, que este año cumplen cincuenta, estamos organizándonos para celebrar nuestro cincuenta aniversario. Hemos creado un grupo de WhatsApp en el que estamos incluidos veinte quintos y al menos faltan otros seis más por incluir. Sería curioso llegar a los veinticinco, la mitad de cincuenta.

Cincuenta… 50 escrito en números arábigos. L escrito en número romanos.

Los conductores con el carnet de conducir recién obtenido deben llevar la placa de conductores noveles durante el primer año.  Nosotros llevaremos durante este dos mil dieciocho también la placa “L” con nuestros cincuenta.

L.

La “L” de la placa de los novatos al volante se toma de la palabra ingresa learner, que en castellano significa aprendiz. Y así me siento yo, un aprendiz.

Con orgullo llevaré mi L de 50 durante este año. Aprendiz, novato, principiante… ¡Me queda tanto por descubir!

Parafraseando a Galdel : “Volver con la frente marchita / Las nieves del tiempo platearon mi sien. / Sentir que es un soplo la vida / Que cincuenta  años no es nada…"

¿Volver? ¿Dónde?

Las frentes de los veintiséis nativos o hijos de Villarejo de Fuentes que nacimos en mil novecientos sesenta y ocho están marchitas, con nieve plateando nuestras sienes. Con toda seguridad todos estamos sintiendo que ha sido un soplo estos cincuenta, que han pasado en nada…

Volver…

No deseo volver atrás.

Mi deseo es seguir adelante y, una vez pase este año de prácticas, empezar a sentir la carretera en mis manos, sentir la libertad del viento en mi frente, tener seguridad en mis actos, en mis maniobras de conducción.

Conduciré mi vida con mi propio estilo, siendo yo mismo.

Eso sí, este año iré con mucha precaución, llevo la "L"...