domingo, 28 de diciembre de 2014

Inocente

La confianza permite que podamos reírnos.
Si se pierde, mejor no regales nada el día 28.



Mañana es el día. ¡Por fin!

Llevo todo un año esperando y esta última semana preparando.

Tengo las cajas, las peladuras (en la terraza, al fresco, para que no huelan), el papel de regalo, las notitas...

Creo que tengo todo.

A mi suegra le diré que ayer estuve en Cuenca y que su hija me dio ese paquete para ella. Casi siempre que vamos nos da algo para ella. No sospechará.

A mi hermana que por la mañana vino el cartero cuando ella no estaba. El mes pasado vino el cartero y como no estaba llamó a mi casa y me dejó un paquete para ella. Le diré “ya van dos veces”.

A mi tía que ayer estuve en Madrid y que su hijo me dio ese paquete para ella. Es muy inocentona y seguro que se lo traga.

A todos les diré que tengo prisa y que me voy rápido.

¡Imagino la cara que se les va a quedar cuando abran los paquetes!

¡Cajas repletas de mondaduras de patata, medias naranjas exprimidas, peladuras de manzana…!


Y me medio de todo la nota: ¡Inocente!


viernes, 19 de diciembre de 2014

Cuatrocientos mil

Ilusión: concepto, imagen o representación sin verdadera realidad,
 sugeridos por la imaginación o causados por engaño de los sentidos.


¡400.000 euros! ¡Me siento genial! Ha sido un día memorable, para recordar…

Me duele la garganta de tanto cantar y gritar. ¡Me duele todo el cuerpo! Ahora, en la cama, parece que me voy relajando.

400.000. ¡Se acabaron las miserias!

Como me llame otra vez el del banco pidiendo que le pague septiembre le voy a contestar a gusto…

Lo primero que voy a hacer es cancelar la hipoteca. 180.000. En cinco años pagando, sólo la hemos rebajado en 20.000. ¡Hipoteca de 200.000 a 40 años! ¿Alguien da más? Como me llame el del banco diciendo que “tres meses de impago se le considera moroso”…  ¡Se va a enterar!

Decían que el 20% se lo lleva Hacienda. ¡80.000! ¡Vaya palo!

¿Y mi jefe qué dirá? ¡Le voy a restregar el décimo por los bigotes! Bueno, el décimo no, la fotocopia.

¡1.200 euros mensuales! Y viaja que te viaja. Visita a clientes. Vende sus productos. Y cobrando menos de tres millones al año…  ¡Le voy a decir que se meta sus ventas  donde le quepan!

¡Y el préstamo del coche! Tengo que liquidarlo también. Deben quedar unos 15.000.

Pero lo primero será devolverles a mis padres los cinco millones que me dejaron para comprar los muebles del piso. ¡Anda que no han aguantado esperando!

Me duele la garganta… Y los pies, y las rodillas… ¡Me duele todo!

Pero ahora a vivir… A disfrutar del dinero. ¡Anda que no tengo ganas!

¿Cuánto me queda entonces? 180 de la hipoteca, 15 del coche, 30 de mis padres… 225. ¡175.000! ¡Como diez años de trabajo! ¿Y después? Tendré 50 años. ¡Hoy no toca pensar en después!

¡Hacienda! ¡Los 80.000 de Hacienda! ¡La leche! Si a 175 le quitamos 80 quedan 95. ¡95.000! ¿Sólo?
Joder…

El “después” llega antes… 95 son cinco años de sueldo…

Mañana haré bien las cuentas, creo que me he saltado algo. No puede quedar tan poco. Con eso voy a tener que seguir aguantando al capullo de mi jefe…

¡400.000! ¡La ilusión de toda la vida! ¡El gordo!

El gordo que se me está haciendo flaco… ¡Mañana lo primero las cuentas!

viernes, 12 de diciembre de 2014

Reflexiones al acostarse

Al acostarnos, después de rezar,
las reflexiones nos inundan.


Amén. Gracias señor por haberme ayudado y haberme guiado para conseguirlo.

Mañana de nuevo a trabajar. Media hora con el coche y empezará  mi primer día en este nuevo trabajo.

¡Más de año y medio hasta llegar aquí! Dos oposiciones. Meses de trabajo. Días y días de estudio. Y muchas horas dedicadas a que él entendiera el temario en detrimento de mi estudio.

Ha sido un encaje de bolillos. Pero mañana empiezo.

Cartas y cartas con mi currículum. ¿A cuántas empresas lo habré enviado? ¿Cien? Yo creo que más de cien.

¡Y me han contestado cinco! De las cuales sólo dos serían interesantes.

En ellas ganaría más, pero a quinientos kilómetros de aquí.

¡Y me dice que debería renunciar a mi plaza! Dice que yo puedo trabajar donde quiera y que él no va a tener otra cosa, que va a ser un desgraciado. No lo entiendo.

Deberían estar contentos por mi logro y parece que están de duelo. ¡Por mis logros! Si él ha quedado el primero de la reserva es por mi ayuda y por mi ánimo.

Y luego dice que “tiene dos dedos” y que “¿cuál me cortaré que no me duela?”

Vista la alegría que tienen por mí, creo que uno de los dedos es postizo.

Pero me da igual lo que diga ella, ¡mi madre!, y lo que digan los demás. ¡Lo he conseguido!

Me gustaría verlos alegres disfrutando de la miel que he alcanzado. El triunfo es mío y ellos quieren quitármelo. Es difícil de entender. Hijos somos los dos.

Mañana empiezo a trabajar. Mañana es el primer día del resto de mi vida.

He de dormirme ya. ¡Mañana a disfrutar!

viernes, 5 de diciembre de 2014

Es el tiempo

Sientes que transcurre, que no para.
¿Alguna vez has pensado qué es?


El tiempo. ¿Qué es el tiempo?

Siento que pasa, que transcurre, que ocurre.

Siento los segundos cuando estoy corriendo, cuando estoy nadando. Cuando una bocanada de aire entra y sale de mis pulmones cada uno o dos segundos.

Siento los minutos cuando espero. Cuando he quedado para tomarme una caña y mi cita se retrasa. Cuando estoy en la cola del banco y veo como poco a poco van atendiendo a los que van delante de mí. Puedo esperar tanto tiempo como empleo cuando corro. Pero siento que el tiempo pasa de otra forma.

Siento las horas cuando estoy en el trabajo. Miro el reloj y las veo pasar, esperando que llegue la hora del almuerzo y después la de salida.

Siento los días cada mañana, cuando preparo el almuerzo de mis hijos. Cada día una cosa diferente. Siento los días cada tarde, cuando planifico la cena. ¿Qué cenamos anoche?

Las semanas. Un fin de semana tras otro con sábados y domingos que repiten la pauta de otros sábados y domingos. Hay excepciones, pero son las menos.

¿Y los meses? Estamos en diciembre y hace nada estaba nadando en la piscina a más de treinta grados de temperatura ambiente. No podía correr, hacía demasiado calor. Ahora corro con guantes. Si pienso unos segundos recordaré actividades realizadas en los últimos meses. ¡Qué lejos parecen estar!

Las estaciones. Una tras otra. Ya recuerdo más de cuarenta de cada una de ellas. ¿Más de cuarenta? ¡Que corta es la vida!

Años. Años… Años de esperanza. Años de desidia. Años de EGB. Años de Bachiller. Años de Universidad. ¡El año de la mili! Años de trabajo. Años de pareja. Años de familia… ¡Años!

La vida. Una vida. Una vida para dejar mi impronta. Una vida para recordar. Una vida para sentir. Una vida para amar. Una vida para vivir.


Los segundos de las bocanadas de aire y una vida… Son tiempo. Pero parecen tan distintos…


viernes, 28 de noviembre de 2014

Encerrada

La vida nos va atando sin darnos cuenta.
Hasta que las ataduras nos duelen.


Encerrada. Sin alas. Cautiva. Secuestrada.

Es no poder hacer lo que deseo. Es hacer sólo lo que debo.

Obligaciones. Cargas familiares. Deberes.

Es vivir sin vivir.

Es sentir como la vida se me escapa y no atreverme a hacer nada para evitarlo.

Discusiones. Problemas. Familia.

Es querer y no poder. O querer y no atreverme.

Desearía ser fuerte y romper con todo. Alejarme en un barco sin un rumbo definido. Dejarme llevar por las olas, las mareas, los vientos, las corrientes, las tormentas…

Abandonar esta vida que me ata. Esta vida que me mata.

Ser libre. Libre para volver a vivir la vida.

Hijos. Marido. Comidas. Lavadoras. Casa. Trabajo.

Me ahogo.

Quiero gritar y no puedo. Quiero gritar y no me atrevo.

Quiero liberarme de estos grilletes que se han ido cerrando, aprisionando mi vida en los últimos años.

Quiero volver a volar. Volver a sentir el empuje del viento en mis alas. Que mis ojos dejen de lloran y vuelvan a disfrutar del paisaje mientras vuelo.

¡Vivir!


¡Quiero Vivir!

domingo, 23 de noviembre de 2014

En el porche

Cuando el único consuelo es mira al cielo
estamos muy cerca de tocar fondo.


“Cariño, tenemos que hablar…” Aun recuerdo aquella mañana de sábado del mes de agosto. Estábamos en la cocina desayunando y me lo dijo.

“Cariño, tenemos que hablar. He pensado que tenemos demasiado dinero en el banco. Deberíamos hacer algo con él. ¿Por qué no hacemos una casa en el pueblo?”

Cariño, tenemos que hablar… Se me ha quedado grabado en la memoria.

Ha refrescado un poco esta noche, esta mantita es agradable, se agradece tenerla...

Me quedé de piedra. ¡Con lo poco que le gustaba a ella el pueblo!

Y ahora yo viviendo aquí. Si algo tiene de bueno es la tranquilidad. ¡Y este cielo nocturno!

Bien sabía yo que podría ocurrir lo que ocurrió. Pero cuando una mujer dice que una cosa se va a hacer…

Su sueldo era lo único que ahorrábamos y si hacíamos una casa en el pueblo el ahorro sería nulo. Necesitaríamos un préstamo, los sesenta mil que teníamos no era nada.

El porche quedó bien. Fumarse un cigarro aquí, mirando al cielo, con la única luz del ascua de este malboro es un lujo. ¡Un lujo de doscientos cincuenta mil euros!

“Tenemos el piso pagado, podemos permitírnoslo. Nos servirá para relajarnos”. Relajarnos… ¡Nos iba a servir para relajarnos!

“Hoy, 8 de agosto de 2009, le he propuesto a Ramón que construyamos una casa en el pueblo”. Eso fue lo que acordamos y lo que firmó. Bien sabía yo que si la cosa venía torcida la culpa sería mía. La verdad es que fui un poco cabrón obligándole a firmarlo…

Al verano siguiente terminada.

¡Y al siguiente separados!

Esta vida es traicionera.

De vivir en la ciudad, con tres mil euros de sueldo, llamándome clientes para cerrar pedidos de cinco cifras, viviendo con mi chica, con vacaciones fuera de España todos los años, con ropa de marca, cenando fuera todos los sábados… He pasado a vivir en el pueblo, a cobrar la miseria del subsidio, recibiendo llamadas del banco para que pague, solo, de vacaciones permanentes, usando la ropa que me va quedando y comprando nueva en el hipermercado…

Lo de cenar fuera los sigo manteniendo, ¡pero en casa de mis padres!

Parece paradójico, pero en tres años mi vida ha cambiado de forma radical.


¡Mi único consuelo es este cielo!

sábado, 15 de noviembre de 2014

Teoría de la Relatividad sobre la Personalidad

El tiempo. Trascurre de forma constante.
¿Aún crees que sí?


El efecto de la gravedad sobre el tiempo lo explica la Teoría de la Relatividad. El tiempo lleva un ritmo diferente en función de la gravedad que se soporta. Cuanto mayor es la gravedad más despacio trascurre el tiempo.

En nuestras vidas ocurre algo parecido. El tiempo trascurre diferente para diferentes personas. Incluso trascurre de forma diferente para la misma persona en función de sus circunstancias.

Puede que haber visto “Interstellar” me haga reflexionar no sobre lo lejano, no sobre galaxias inalcanzables, no sobre agujeros negros, sino sobre el mundo que me rodea.

A mi alrededor veo personas para las que el tiempo simplemente es una carga, para las que vivir es una amargura. Para ellas el tiempo trascurre lentamente. Les causa un grave sufrimiento. Se sienten pesados y su gravedad aumenta con el paso de los años.

Otras en cambio tienen luz, alegría, energía… Desean vivir para hacer, para disfrutar, para descubrir, para experimentar. Se sienten livianos y su deseo de vivir aumenta día a día. Su tiempo se hace corto, como en ausencia de gravedad.


Y estas sensaciones se transmiten a los que les rodean.

Una persona pesada es capaz de infligir pesados sentimientos negativos a todo aquel que la rodea. No quiere que su tiempo pase, no celebra cumpleaños, no quiere alegrías. Su mayor disgusto es que pasen los días y que en el espejo aparezca una imagen que no reconoce y para la que no recuerda nada de lo que sentirse orgulloso. Y esos sentimientos se los trasmite a los demás cual estrella moribunda, en proceso de implosión,que haciéndose cada vez más densa, hace rotar a sus planetas a su alrededor sabiendo que los destruirá, pero de ninguna manera los dejará escapar.

Estar cerca de una persona liviana es todo un regalo de este universo. Son risas, son ganas, son sensaciones de que el mundo hay que comérselo porque sabe bien. Vive y deja vivir. Su mayor alegría es cumplir años porque al cumplirlos siente que vive y que deja su impronta en este mundo. Se siente su energía, se siente su alegría, se siente su luz cual estrella luminosa que disfruta haciendo lucir las colas de los comentas que la visitan para sentir su vitalidad.

No conozco una “Teoría de la Relatividad sobre la Personalidad” que de sustento matemático a lo que percibimos día a día a nuestro alrededor. Nuestras grandes mentes han buscado explicar lo lejano, lo no visible, lo no cotidiano.


Puede que sea más difícil formular una “Teoría sobre los sentimientos humanos y su relación con el tiempo que percibimos”, y las implicaciones en su entorno, y en el propio emisor, que imaginarse estar rotando alrededor de un agujero negro en el límite mismo de su horizonte de sucesos. 

Si traspasamos el horizonte de sucesos nunca volveremos. 

Si nos dejamos arrastrar por ciertas personas tampoco.

sábado, 8 de noviembre de 2014

La primera noche.

Los cambios para tener futuro mejor
a veces nos separan dolorosamente de nuestra vida.



Que ásperas son estas sábanas.

Y que olor tan raro tienen. Huelen como a agua sucia, como el agua con jabón del que hace mi madre, pero es un olor más agrio.

Las sábanas de mi cama sí que huelen bien. Y son tan suaves…

Echo de menos mi colchón. Éste está duro y se le notan uno bubones que se clavan en la espalda. El mío sí que es cómodo. De lana, no como éste. Lana que todas las mañanas mi madre ahueca para que duerma bien por la noche.

No sé cómo ponerme.

¡Cómo rascan las sábanas!

¿Qué se oye?

¿Es el de arriba? ¿O el de al lado?

Parece que está llorando…

¡No me fastidies! ¡Eso no por favor!

Yo no pienso llorar, yo no lloraré, estoy aquí para hacerme un hombre. ¡Los hombres no lloran!

Cada vez que se mueve el de arriba de la litera de al lado parece que se va a caer entera. ¡Cómo suena! ¡Qué chirridos!

¡Y este olor!

¡Yo no voy a llorar! Aunque los ojos se me llenen de lágrimas no lloraré.

¿Qué estarán haciendo ahora en casa? ¿Me echarán de menos?

¡No voy a llorar! 

viernes, 31 de octubre de 2014

Los Santos

Las tradiciones cambian.
Los recuerdos permanecen.



Huele a frío. El humo de los coches parece condensarse. Por ahí van unos críos disfrazados. ¡Claro! ¡Es Halloween!

Antes olía a estufa. El olor a humo de las estufas impregnaba todo. Al atardecer nos reuníamos para comernos el chocolate.

Chocolate con pan. ¡Que se nos socarraba todos los años! Vasos calientes en los que mojábamos las rebanadas.

Otro grupo disfrazado. Estos son mayores. Con sus pelucas canosas y sus máscaras.

Después del chocolate tocaban las calabazas… ¡Qué tiempos!  Las preparábamos una semana antes robándolas en algún huerto. ¡Si ahora se le ocurre a alguien ir a robar a un huerto se cae con todo el equipo!

Ahora no llevan calabazas. Sólo se disfrazan y a pedir caramelos de casa en casa.

Nosotros éramos más gamberros. Siempre poníamos las calabazas en la puerta del abuelo que  más se irritaba. Calabazas huecas. Calaveras luminosas. Parecía que le queríamos decir al pobre viejo: “¡Te queda poco, pronto te verás como ella!”.

Se nota el frio y la humedad al pasar al lado del parque.

Pero ahora también están los de los huevos. Nosotros irritábamos a los abuelos con calabazas. A los abuelos y a otros que sabíamos que al abrir le darían una patada. Los adolescentes ahora aprovechan para tirar huevos. Con la excusa de Halloween  manchan las puertas y fachadas de aquellos a quienes se la tienen jurada. Pobres profesores. O vecinos incómodos. ¡O la chica que le dijo que no!

Halloween , otro invento americano que nos ha colonizado. El poder de expansión de la metrópoli. Nosotros le llamábamos “Los Santos”.

Huele a frío. Eso no ha cambiado. Y esta noche algunos vecinos han encendido sus estufas. Su olor me transporta a mi niñez.

Recuerdo el tañer de las campanas a eso de las once de la noche. Estremecía.  A esas horas las antorchas confeccionadas con filtros de aceite de los tractores ya se nos habían apagado. ¡Nos parecía ver fantasmas en todas las sombras!

Aun no son las ocho. ¡Aun me da tiempo de ir a comprar una calabaza! No será robada pero me servirá. Este año también haré mi calavera y la pondré en mi ventana. Pero la pondré mañana, que es el día en el que lo celebrábamos cuando yo era un crío.


¡Son “Los Santos”!


viernes, 24 de octubre de 2014

No eres tú.

A todos aquellos que ya no están.
Y a lo que están pero como si no estuvieran.



No eres tú. Es tu cuerpo. Pero no eres tú.

Ríes, pero no se oye lo que fue tu risa. Es como si piedrecitas grises chocaran en tu interior y al reírte revelaran  el vacío que hay en ti.

No eres tú. Es tu cuerpo. Pero no eres tú.

Miras y no sé qué ves. Veo tus ojos mirándome. Pero siento que no me ves. No siento tu mirada. Es como si mirases detrás de mí.

No eres tú. Es tu cuerpo. Pero no eres tú.

Tu voz se oye extraña. Gangosa. Como si te costase pronunciar. Es difícil entenderte si además no sé de qué me hablas. Hablas y no sé qué me dices.

No eres tú. Es tu cuerpo. Pero no eres tú.

Te quejas. Y esos ayes se me antojan chirríos de bisagras, tizas en la pizarra, garruchas no engrasadas… Llegan hasta  mi alma y la encogen, la desgarran.

No eres tú. Es tu cuerpo. Pero no eres tú.

Te miro y veo un gesto deformado, un mentón caído, unos ojos abiertos en exceso… ¡No quiero recordarte así!

No eres tú. Es tu cuerpo. Pero no eres tú.

Siento que mis lágrimas quieren aflorar, pero he de ser fuerte, no debes verme llorar, debes verme reír, debes sentirme cerca, mi pena no debe apenarte.

No eres tú. Es tu cuerpo. Pero no eres tú.

Prometo recordarte años atrás. Tu risa alegre, tu mirada cómplice. Tu alegría desbordante. Tu fuerza para ser nuestro motor. Tu abnegación. Tu dedicación. Tú.


Ya no eres tú. Pero estuviste ahí. Y a mí siempre me tendrás.

viernes, 17 de octubre de 2014

El lienzo del atardecer


La belleza del atardecer puede turbarnos.
El temor a lo desconocido también.




Empieza a hacer frío. Se nota que el sol está a punto de ponerse.

El cielo a estas horas es como un lienzo de borrones grises y naranjas cruzados por líneas blancas.

El ocaso anaranjado.

El orto gris, casi negro.

En el cenit las líneas que dejan los aviones, que se asemejan a las coordenadas de un mapa.

Es todo un espectáculo. Una paleta de color desde el gris de oriente al naranja de occidente.

Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho… Ocho aviones que ha dejado su estela. Todos han pasado por encima de nuestras cabezas. Todos por encima de este parque aun repleto de niños.

¿Dónde irán esos aviones?

¿De dónde vendrán?

¿Llevarán a algún pasajero enfermo de ébola?

Dicen que el ébola se contagia a través de los fluidos humanos.

¿Dónde irá el orín de los baños de esos aviones?

domingo, 12 de octubre de 2014

Lavando


Haciendo las tareas cotidianas es cuando decidimos qué futuro queremos tener.



¡Qué fría está hoy el agua! Este mayo está viniendo helado.

¡Pero para hielo su madre! Vaya ojos me echa…

A él se le nota la mano que le ha dado. No está como antes.

Vaya cuellos pone padre… ¡Negros como la pez!

Se le nota distante. Para mí que le ha dicho que me deje.

¿Y si me deja qué? ¿A esperar uno de otro pueblo? Si no me gustan los del mío me van a gustar los de fuera.

¡No queda blanco! Más tutú y a dale en la tabla. ¡Vaya cuello!

Si sigue así no me va a quedar otra. Sé que padre me va a cruzar la cara, pero yo quiero salir de aquí y él me va a sacar.

Yo soy mucha mujer y éste no se me escapa…

Parece que está limpio. A enjuagar.


Si me quedo preñada no es capaz de dejarme. El guantazo me lo llevaré, pero yo salgo de este pueblo y me voy a Cuenca como sea. ¡Si tiene que ser con el bombo será!

domingo, 5 de octubre de 2014

El gato

El cuerpo es un todo y cada parte tiene su función.
Si una parte la inhibes, pierdes parte de tu yo.


Este sol de las mañanas de primavera hace milagros.

Se nota el calor en cada parte de mi cuerpo. Me embriaga. Hace que me sienta en otra dimensión.

Desde la cirugía que me hicieron en invierno me siento menos agresivo. Noto que no tengo el ímpetu de otros años. Es como si el celo no hubiese pasado por mí este año.

Y este sol… ¡Cómo embriaga!

Siento que he engordado. Mi pelo tiene mejor color. Mi carácter es más pacífico.

Me siento como un  gran gato. Apacible. Fiel. Sobón.

Así tumbado, sintiéndolos rayos de sol en cada centímetro de mi piel, su calor, su energía… ¡Qué paz!

Podrán decir que un "castrato" no es un macho completo, pero yo me siento en paz. Es como si se hubiese despertado mi otro yo. Mis emociones han cambiado. ¡Y me siento genial!

Puede que esté acumulando grasa, pero eso lo solucionaré. Un poco de ejercicio después del verano y estaré ágil de nuevo.

Qué paz con este sol…

Además, ella me trata mucho mejor. No sé si será por estar yo más tranquilo o será que no me afectan  tanto las regañinas…

El ama es el ama. Ella ha sido siempre el ama. Quien ha dicho lo que hay que hacer. Y cuando he hecho algo diferente… ¡Castigo! Me gusta que ella sea el ama.

¡Noto el sol en mi cara! No quema. Que paz…

Debe estar a punto de llegar con los niños, son más de las dos.                                                              

Tengo la comida preparada, la mesa puesta, el vino que le gusta en el frigorífico…

Hace unos meses estaría pensando en una siesta sexual, pero ahora no siento ese deseo. Sólo ronronear a su lado, al lado de mi ama, el ama.


Este sol de primavera…

viernes, 26 de septiembre de 2014

Velando a la madre

En el tanatorio, un hijo cierra los ojos frente al cristal
que lo separa de su madre inerte. ¿Qué pensamientos tendrá?


Estremece ser ya el primero de la línea.

Sentir que entre Él y yo no queda nadie más.

Sobrecoge saber que en mi camino ya no tengo a nadie delante.

Que un día, avanzando por la niebla del destino, perderé pie y caeré en ese abismo que es la muerte.

Mis abuelos ya cayeron. El primero cuando yo era tan solo un niño. Después le siguieron los demás.

Poco hace que mi padre también perdió pie.

Y ahora mi madre…

Esta noche es la última que podré ver su cuerpo. Esa tez de cera que deja la muerte…

Me quedo en primera línea y mis pasos no los puedo parar. El terreno aún es firme, pero… ¿Cuánto durará?

El nebuloso futuro esconde el abismo final.

¡No te disipes fría niebla! ¡No quiero saber cuándo llegará!

jueves, 18 de septiembre de 2014

Amasando


En el pasado entre nuestra gente. En la actualidad en casi todas las culturas: 
La resignación es la única respuesta posible de la mujer.



¡Si yo no lo quiero! Pero padre le ha dicho que sí…

Si sé cómo es. Si ya lleva cuatro años en casa.

Le falta agua a la masa, va dura.

Cuatro años de pastor y le dice que sí. ¿No se habrá dado cuenta padre de cómo es?

Si ni a las ovejas trata bien, si no sabe ordeñar en condiciones…

Ahora va mejor, ya corre la masa en la artesa.

¡Yo aprendiendo el corte para que me dé al más tonto!

¿Y quién le dice a padre que no? ¿Madre? Con ver la cara que ha puesto me vale, pero ni ella es capaz de oponerse. ¡Contradícele!

Yo creo que ya está, está ligada y se le nota el calor. A taparla.

A mis veintiún años y que padre no haya esperado. ¡Con los mozos que hay en el pueblo…!

Se nota el agua fría. La masa calienta las manos.

Mi pena es que mi masa no se va a amasar por unas manos que la merezcan. El pan se nota cuando lo hago yo. ¡Pero menudas manos me van a amasar! Si ya veo como ordeña…

¡No merezco algo así! Pero si Dios quiere tendré que aceptarlo.

viernes, 12 de septiembre de 2014

Leyendo sobre Diógenes de Sínope

Diógenes de Sínope, el más provocador e insobornable de los sabios del siglo IV a.C. Se paseaba por Atenas con un farol encendido diciendo ‘Busco a un hombre’. Los que se cruzaban con él le respondían que había muchos hombres, a lo que él replicaba ‘Busco un nombre de verdad, uno que viva por sí mismo, no un indiferenciado miembro del rebaño’. (…) Una vez estaba tumbado en el suelo tomando el sol casi desnudo, se le acercó el que sería  gran conquistador Alejandro Magno, cuando era alumno de Aristóteles, y le dijo: ‘Pídeme lo que quieras’; a lo que Diógenes respondió: ‘Pues apártate y no me hagas sombra’. Alejandro se marchó, pero, entre risas burlonas de sus compañeros, se dijo a sí mismo: ‘Si no fuera Alejandro, yo quisiera ser Diógenes’.” (Lectura del número 127 de la revista de Historia de National Geographic).

Yo quisiera ser Diógenes”. ¿Y quién no? Vivía a su aire, sin importarle lo que los demás pensaran de él.

¡Y cuántos miembros tiene el rebaño! Ayer todas a la vez se fueron de la piscina. Se levantó una oveja y todas las demás la siguieron. ¡Increíble!

La verdad es que yo me siento muy cerca de Diógenes. No aguanto la masa, no sigo a la masa. ¡Detesto la masa!

¡Y si no cuando siguen al líder! Ha sido gracioso ver cómo se han movilizado después de que la cría, con esa edad, haya hecho lo que ningún mayor se atrevía. Y ahora disimulan y ninguna se había dado cuenta. ¡Lo que pasa es que no se atrevían a hacerlo! Esa niña sí que tiene madera de lider.

Diógenes de Sínope… ¡Necesitamos más de Diógenes y Alejandro!  Su mezcla haría que eliminásemos la educación inculcada que no nos cuestionamos y que nos ata.

Nos reeducaríamos y seríamos libres.

¡Yo ya lo intento!


viernes, 5 de septiembre de 2014

Paseando al perro

Dos meses sin cobrar. Esto pinta mal. No me creo lo de que el problema es que el banco no les admite el descuento de los pagarés.

Sin dos nóminas y en la cuenta saldo sólo para dos meses más. ¡Pinta mal!

A ver si el perro elije donde cagar. Parece que esta noche no le gusta ningún sitio.

¡Con lo que podríamos tener!

Claro, que el cuerpo se lo ganó.

Y con la herencia hicimos lo que ella quiso. Quería ir a Cancún, Argentina, los fiordos… Y di que no… ¡Se va sola y aquí te quedas!

Este rodal parece que le gusta. ¡Caga ya leche!

¿Y si siguen sin pagarnos? ¿Mis padres?

Anda que como les tenga que pedir… ¡Menuda cara me van a poner! ¡Me van a decir de todo menos guapo!

Ellos toda la vida uñeteando, pasando los años con lo poco que daban las tierras y ahorrando, mientras yo ingresaba en tres meses más que ellos en un año. ¡De todo menos guapo!


Ala, a recoger la mierda. ¡Y más mierda que tendré que recoger si sigo sin cobrar!

sábado, 30 de agosto de 2014

Una mañana en la piscina

¿Qué contestará?

¿Qué estará pensando?

Tarda en contestar…

Contesta… ¡Sé que te gusta!

Un minuto…

Lo está pensando…

¡Ya escribe!

El sol calienta esta tarde. Esta tumbona no está pensada para “whasapear”.

Dos minutos… No contesta…

Cómo quema el sol esta mañana…

¡Ya!

¡Mierda de sol, no se ve la pantalla!

¡Sí! ¡Es mía! ¡Sí!

Ha tardado un poco en contestar. He de ser paciente y cauta. He de ganármela…

lunes, 4 de agosto de 2014

La deuda del trigo

¡Bendito sea Dios! ¡Bendito sea Dios! ¡Bendito sea Dios!

¡Y que te tengas que aguantar!

Si quieres toma el otro camino. ¡Será…!

¿No se dará cuenta de que devolviéndole el trigo me deja si pan para medio año?

¡Todo son padres! ¡Bendito sea Dios!

Si hubiese sido más valiente… ¡Pero me habría quitado todo!

Quema la boquilla. Encenderé otro. ¡Vaya noche!

En las guardias estaba mejor. Esa paz. Ese olor a noche... ¡Ni una me dormí!

Eso sí… ¡Sin fumar!

Me gustaba... ¡Mejor que esto! Volví y… ¡Mira el pago! ¡Bendito sea Dios!


¡Sin pan medio año y la mujer preñada! ¡Anda que cuando se lo diga! ¡Bendito sea Dios! Si tiene toda la razón… Pero ya que volví ahora no me puedo ir. ¡Bendito sea Dios! ¡Ahora te aguantas! ¡Aguantas al padre y a la mujer! ¡Bendito sea Dios!

viernes, 25 de julio de 2014

Presentación

Años con la idea...
Ideas para compartir...
Inspiración a mi alrededor.

¡Esta puede ser tu historia!

¿La idea?: Compartir mi visión de las personas que me rodean en primera persona.

No será lo que yo siento. Será lo que tú sientes. Contado como si lo contaras tú.

Serán tus sentimientos. Serán tus emociones. Serán tus principios. Serán tus hormonas. ¡Serás tú!

Tan sencillo como lo que acabo de decir.

Tan difícil como... ¿imaginas? ¡Tus sentimientos reflejados en un blog!

Una vez a la semana.
Un confesión en primera persona.
No será mi confesión. ¡Será tu confesión!

¿Te reconoces?